EXPERIENCIA CURSILLOS PREMATRIMONIALES
El fin de semana del 11 y 12 de Febrero tuvo lugar el primero de los cursillos prematrimoniales que cada año se realiza en el salón Juan Pablo II de la parroquia. Asistieron un total de doce novios que convivieron el sábado y el domingo para escuchar la Palabra que la Iglesia, como madre, custodia y enseña sobre la verdad del matrimonio cristiano.
Realmente, es una bendición poder participar en este curso de preparación para el matrimonio donde estos novios reciben una ayuda adecuada para vivir el matrimonio cristiano y descubrir, a su vez, la importancia del sacramento que van a recibir.
Para ello, estos cursos están organizados en forma de catequesis como un itinerario para que los novios sean conscientes de la naturaleza herida por el pecado que nos impide amar al otro y que se manifiesta de forma muy específica en las relaciones matrimoniales. De esta manera, la Iglesia anuncia a Cristo como Redentor del pecado y salvador del matrimonio como un designio de amor querido por Dios desde el principio y convertido, así, en un verdadero camino de santificación para los esposos donde se aprende a amar en Cristo.
Por eso, el sábado por la mañana se invita a los novios a la celebración del sacramento del perdón y el domingo a la Eucaristía de la parroquia como signo de la importancia de estos dos sacramentos para el matrimonio en tanto en cuanto son especialmente necesarios para los esposos en un itinerario donde se descubre que el bautismo se ha de convertir en eucaristía para que, transformado el amor humano en amor divino por la acción del Espíritu Santo, los esposos se puedan entregar el uno al otro día a día en medio de todas sus dificultades siendo así lo que son, un signo vivo del amor de Dios a los hombres manifestado en la entrega de Cristo por su Iglesia y formar, de esta manera, una verdadera comunidad de vida y amor abiertos a la voluntad de Dios.
Por todo ello, volvemos a repetir, es una bendición todo lo que Dios hace por cada uno de nosotros, en especial en estos cursillos donde el Señor abre un horizonte de esperanza y alegría para los novios y sella, una vez más en nuestro corazón, su Palabra de Amor, nos hace tocar su fidelidad y misericordia, nos confirma que su promesa de felicidad se hace real en medio de este camino de vida que es el matrimonio cristiano en medio de la comunidad que es la Iglesia y nos lanza al mundo como siervos inútiles para ser testigos de todo ello. ¡Bendito y alabado sea Dios en todo momento!
Pablo e Isabel