Durante la Misa Crismal que ha presidido este miércoles en la Catedral de Valencia
- “Los creyentes os agradecen vuestro testimonio, a menudo incomprendido, al servicio del Evangelio y del pueblo de Dios”
- “Os quiero agradecer personalmente vuestra generosidad, vuestra entrega, vuestros desvelos como servicio a la iglesia”
- “ Que el vínculo de comunión y caridad de los presbíteros y diáconos con el obispo, sea cada día más fuerte”
El arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent ha señalado que “no podem entendre una vocació sacerdotal que no siga viscuda desde un desig de santedat”, durante la celebración hoy, Miércoles Santo, de la Misa Crismal, en la Catedral de Valencia, en la que los sacerdotes de la diócesis renovarán sus promesas sacerdotales. “Qué proba i que trista es torna la vida de un sacerdot en eixos moments en el que perdem el desig de la santedat. Es una vida sacerdotal sense ànima, una càrrega que no es pot portar amb alegría”
En este sentido ha señalado que “estamos viviendo un momento de la historia en el que cada día experimentamos las dificultades de la evangelización. Muchas veces tenemos la sensación de que somos portadores de un mensaje que ha dejado de interesar, y puede llevarnos a vivir nuestro ministerio como una obligación pesada, que simplemente se tolera o se sobrelleva como algo que contradice las propias inclinaciones y deseos”, recordando las palabras del Papa Francisco.
Como portadores del Evangelio “estamos llamados a vivir nuestro ministerio desde la cercanía y desde el deseo de servir al pueblo de Dios y de dar razón de nuestra esperanza, nunca como enemigos que señalan y condenan, sino como amigos que quieren conducir a los hombres al conocimiento y al amor de Jesucristo”. “Si vivimos así nuestro ministerio, encontraremos la fuerza para superar la tentación del pesimismo, del fatalismo y de la desconfianza que tantas veces nos puede dominar”, ha añadido.
ENTREGA GENEROSA Y VÍNCULO DE COMUNIÓN Y CARIDAD
Durante su homilía, el Arzobispo ha asegurado a los sacerdotes que “todos los creyentes de nuestra diócesis que aman y valoran el sacerdocio, os agradecen la entrega generosa de vuestra vida y el testimonio, a menudo incomprendido, al servicio del Evangelio y el pueblo de Dios”. Asimismo, “también yo, como obispo os quiero agradecer personalmente, vuestra generosidad, vuestra entrega, vuestros desvelos y los sufrimientos vividos en unión con el Señor y como servicio a la iglesia”.
Hoy todos estamos llamados a pedirle a Dios una gracia: que el vinculo de comunión y caridad entre todos los que formamos el pueblo de Dios y de modo especial entre los presbíteros y diáconos con el Obispo, sea cada día más fuerte”. Sin esta comunión, ha añadido, la iglesia nunca llegará a ser “mundo reconciliado en medio de una humanidad tan herida por las divisiones entre los hombres y los pueblos”, citando las palabras de San Agustín.
En el transcurso de la celebración, el Arzobispo ha bendecido los óleos y el crisma que serán utilizados en las celebraciones del Bautismo, Confirmación, Ordenación Sacerdotal y Episcopal, Dedicación de las Iglesias y Unción de Enfermos.“Desde esta Pascua hasta la del próximo año, en las celebraciones de nuestra diócesis, todos utilizaremos los mismos oleos que serán bendecidos y mismo crisma que será consagrado. Signo e instrumento de la única gracia por medio de la cual se edifica la iglesia como un templo consagrado en honor de Dios”.
Durante la eucaristía, concelebrada por el obispo emérito de Huelva, José Vilaplana, los miembros del Consejo Episcopal y del Cabildo Catedralicio, junto a numerosos sacerdotes, el Arzobispo también ha tenido unas palabras de cercanía para los sacerdotes enfermos y para los que están pasando por dificultades, así como el recuerdo de todos los que han fallecido durante el último año.