Para jóvenes a partir de 15 años, del 8 al 12 de agosto en la casa madre
“Jóvenes, juéguense la vida por grandes ideales” es el mensaje del Papa Francisco que han elegido las Hermanitas de los Ancianos Desamparados como hilo conductor de la convivencia para jóvenes que organizan esta semana en su casa madre de Valencia.
La convivencia, dirigida a chicas jóvenes a partir de 15 años, tienen como objetivo “ofrecer una experiencia personal a través de tiempo de escucha, de silencio y de servicio”, explica la religiosa Rosa Parra, encargada de organizar esta convivencia.
Está dirigida a chicas interesadas en realizar este voluntariado “para convivir con personas mayores, conocer la comunidad de las religiosas y vivir una experiencia de fe, siempre desde la sencillez de compartir nuestro día a día”, añade.
A lo largo del día hay tiempo de servicio, para la atención y cuidado de los ancianos, ayudándoles en sus necesidades y compartiendo tiempo de calidad junto a ellos. Así como para conocer y convivir con la comunidad de religiosas.
Otro objetivo de la convivencia es “vivir los sacramentos, participando en las eucaristías, en el Rosario juvenil y en la Hora Santa”. Además, en esta ocasión “hay una peculiaridad y es que le damos mucha importancia a la Sagrada Escritura, dedicando tiempo a la ‘lectio divina’. La finalidad es descubrir dónde tenemos el corazón, en lo material o en lo espiritual, para empezar a discernir”, destaca.
Las jóvenes participantes pasarán todo el día y dormirán en la residencia de la casa madre de la congregación, en la calle Madre Teresa Jornet, en la capital valenciana, durante los cinco días de la convivencia, cumpliendo unos horarios establecidos. La inscripción sigue abierta para las interesadas que pueden contactar con las Hermanitas de los Ancianos Desamparados en el teléfono 609277562
Las religiosas también organizaron convivencias durante los meses de junio y julio en la casa de la congregación en Toledo, una experiencia “que ha sido una gracia de Dios, tanto para las jóvenes y adolescentes, procedentes de diferentes ciudades de España, así como para los propios ancianos residentes en la casa de Toledo”, comenta sor Rosa.