La Historia de la Salvación pasa por personajes concretos. La Historia de la Salvación de esta barriada pasa por un personaje concreto D. Miguel García Gadea, Presbitero.
En el año 1965 fue nombrado Vicario de la parroquia Virgen de Lepanto de Castellar, año en que el día de la Inmaculada Concepción, fueron promulgadas las Conclusiones del Concilio Vaticano II.
Don Miguel fue un fruto de este Concilio. Empezó a ponerlo en marcha en esta parroquia de Castellar, con sus inconvenientes de aceptación y extrañeza. Pronto fue acogido por la cercanía e identificación con las gentes del pueblo, sobre todo por los jóvenes. Instauró movimientos eclesiales, del aquel momento para iniciar la evangelización, ( la Jarc, Cursillos de Cristiandad, Matrimonios Parroquiales….).
En este periodo le fue anunciado su nombramiento como cura párroco de una parroquia de nueva creación en un barrio de Monteolivete, en crecimiento: la Parroquia de la Epifanía del Señor; pero pidió esperar hasta el fallecimiento del cura párroco de Castellar D. Antonio Genovés, muy mayor y muy enfermo; a su fallecimiento, se hizo cargo como párroco de la nueva Parroquia Epifanía del Señor; corría el año 1968.
Una parroquia con todo por hacer. Instalación del templo parroquial en un bajo de la antigua calle General Urrutia (todavía por urbanizar) con total precariedad, pero esto no fue motivo para empezar su actividad pastoral. Viendo la realidad social, creó un Centro de Ancianos; Instauró el Junior M.D. para niños y jóvenes, con una realidad maravillosa hasta el día de hoy; grupos matrimoniales parroquiales; Vida Ascendente; la Legión de María; y sobre todo: Caritas Parroquial, ante una fuerte realidad de necesidades (siempre me recordaba: Vicente, los pobres lo primero). Por su gran preocupación por los enfermos instauró la Pastoral de Enfermos y la Pastoral Penitenciaria
Su gran preocupación por la evangelización le hizo acudir a aquellas realidades surgidas en la luz del Concilio Vaticano II, empezando por las Catequesis para Adultos del Camino Neocatecumenal. Así como Catequesis de Primera Comunión, Catequesis de Confirmación, Cursillos Prematrimoniales, siempre buscando que la parroquia fuese Luz, Sal y Fermento en esta barriada. Así se dilataba la construcción del nuevo templo: primero la Luz y luego el Candelero.
En 1988 se le asignó también la parroquia vecina de Santo Tomás de Villanueva. Contó con la ayuda del Vicario don Josep María Ruix Contelles, de muy grato recuerdo en esta feligresía. Don Miguel decía que el Señor no le concedía un templo, pero sí piedras vivas, que eran sus feligreses.
Por fin en la Navidad del 2008 don Agustín García Gasco Arzobispo de Valencia, el 27 de Diciembre, puso la Primera Piedra del Nuevo Templo Parroquial.
Dos meses más tarde, el 2 de Marzo de 2009, después de celebrar la Eucaristía en la parroquia de Santo Tomás de Villanueva, camino de su casa Dios considero que su misión estaba cumplida y se lo llevó al cielo con El. Yo me imagino a don Miguel como a Jesús diciéndole al Padre: “ que no se pierda ninguno de los que me has dado”(Jn. 18,9).
Y nos envió para continuar esta misión a don Salvador Biosca Micó y a D. Vicente Boada Gordón, Y actualmente a nuestro párroco don Joaquín Ángel Gil Gimeno.
Hoy 19 de junio de 2022, Solemnidad del Corpus Christi, hemos podido trasladar sus restos a la capilla de este templo de la Epifanía del Señor y Santo Tomás de Villanueva, según su deseo. Así como el pueblo de Israel salió de Egipto hacia la Tierra Prometida con los restos de José, así también, esta comunidad parroquial con los restos de don Miguel entre nosotros, caminaremos hacia esa Tierra Prometida (el Cielo).
Por eso, con la alegría de este día nos dirigimos al Cielo diciendo:
¡Miguel que estás en el Cielo: RUEGA POR NOSOTROS¡
Vicente Gimeno Rodriguez