Con el nombre “Red Bona Via”, en el marco de la fiesta de su titular, este fin de semana
La parroquia de la Buena Guía de Valencia presenta mañana, viernes, con motivo de la festividad de su titular este domingo, el proyecto de la “Red Bona Via”, que pretende coordinar, desde la Cáritas parroquial en colaboración con distintas entidades, toda la ayuda social que presta en el barrio de Cabanyal-Canyamelar.
La presentación tendrá lugar mañana, a las 19 horas, en la propia parroquia, ubicada en la calle Eugenia Viñes, 235, de Valencia, señala el párroco Imanol Bacaicoa. Será un acto abierto a las entidades que conforman la red, a los voluntarios y a todas las personas interesadas en esta iniciativa.
La parroquia impulsa una ingente labor social para favorecer el crecimiento integral en todas las dimensiones del ser humano de las personas que acuden a sus locales. En ellos imparten distintos cursos como el de español para inmigrantes -del que se benefician, sobre todo, jóvenes africanos con escasos recursos-, de cocina y sanidad, entre otros muchos.
Toda esta labor social se lleva a cabo desde la Cáritas parroquial y a través de la recién creada “Red Bona Via”. “Es un lugar, un espacio, para trabajar por la promoción humana, desde nuestra identidad cristiana, con las Cáritas del entorno y con otras entidades sociales del barrio o de la ciudad para apoyar, especialmente a los inmigrantes, en esta labor de inclusión y para que se sientan acogidos”, apunta el párroco.
OBJETIVO: LA ACOGIDA, QUE SIENTAN QUE EN LA PARROQUIA ESTÁN EN SU CASA
La idea es que la parroquia pueda trabajar en red con distintas asociaciones para aprovechar mutuamente los distintos recursos y espacios. Y el objetivo “es acoger, que sientan que están en su casa y que aquí les ayudamos y pueden conocer y compartir con otras personas”, destaca. Para generar esa convivencia y crear comunidad también impulsan actividades lúdicas o culturales.
En el área de promoción humana ofrecen atención a necesidades básicas con ayudas concretas, como tarjetas solidarias para productos de primera necesidad en comercios, y asesoramiento para solicitar ayudas y formación para facilitar la búsqueda de empleo.
Además, las personas que forman parte de toda esta labor social “pueden ser usuarios, técnicos y voluntarios”. De hecho, algunas de las personas que dan los cursos llegaron para recibir formación o ayuda y ahora son ellos los que la brindan. “Es dar y recibir, un modelo en el que todos nos favorecemos de lo que cada uno puede aportar”, asegura el párroco.
“MEJOR DAR LA CAÑA QUE EL PESCADO”
“Pienso que es mejor darles la caña que el pescado”, explica el director de la Cáritas parroquial, José Antonio López, quien subraya la importancia de dar formación ”para que puedan trabajar y encontrar una forma de vida”. Él mismo, que es aparejador, da cursos de instalación de pladur.
El proyecto de la “Red Bona Via” es “muy bonito, participativo y de utilidad, se aprovechan de él todas las personas y pueden interaccionar, además de ser usuarios, participantes y/o técnicos. Es una gran ventaja trabajar juntos y así ir más allá de lo que sería trabajar solos”, apunta.
Una de las voluntarias es Gilda que llegó de Perú hace tres años e imparte clases de español. “Es una experiencia formidable porque poco a poco veo que van avanzando. Lo principal es que hablen y entiendan lo que les dicen para que puedan trabajar e integrarse en la comunidad”, explica.
Patricia Lugo, de Colombia, también es voluntaria de la parroquia. Atiende a las personas que acuden a informarse y también facilita el encuentro ofreciendo café a los que realizan los cursos. Desde que llegó ha realizado, y realiza, diferentes cursos, como uno de cocina mediterránea. Esta formación “nos facilita poder trabajar en un restaurante ya que, como empleada doméstica o cuidando ancianos, no siempre hay empleo”. “Aquí aprendes y compartes lo que tienes. Nos ayudan a ubicarnos en el país y nos enseñan a movernos”, destaca.
ESPACIO DE ORACIÓN, ENCUENTROS INTERRELIGIOSOS Y ACOGIDA DE TURISTAS
Además, la parroquia quiere ser un espacio de oración en plena fachada marítima de Valencia. Entre sus iniciativas está la de los “Grupos de Jesús”, para conocer la figura de Jesucristo y adentrarse en el Evangelio, y la “Escuela del Silencio” en la que se practica una oración contemplativa.
La parroquia también quiere impulsar los encuentros interreligiosos, dada la diversidad de procedencias de las personas que reciben la ayuda social y caritativa. “Podemos reflexionar y rezar por los que une”, dice el párroco.
También quiere ser un lugar de acogida para los turistas, ya que es una zona donde cada vez más acuden visitantes de diferentes nacionalidades. Barajan la posibilidad de ofrecer misas en diferentes idiomas los fines de semana y, especialmente, en los meses estivales.
FIESTA ESTE DOMINGO: PROCESIÓN, MISA Y CONCIERTO DE MÚSICA CATÓLICA
La fiesta de la Virgen de la Buena Guía se celebrará este domingo, 27 de noviembre, el primero de Adviento, con diferentes actos en honor de la patrona de los pescadores y marineros en los barrios del Grao, La Malvarrosa, Cabanyal y Canyamelar, fiesta que fue recuperada en los años 60.
Así, el domingo, a las 11:30 horas, tendrá lugar la procesión con la imagen de la Virgen de la Buena Guía por las calles del barrio; a las 12:30 horas será la celebración de la misa; y a las 13:15 horas un recital de música con el cantautor católico José Luis Rubio.
La actual imagen de la Virgen, de madera de pino policromada y con una altura de 1.80 metros, se venera en la parroquia desde que fue bendecida, el 1 de diciembre de 1960, aunque en Valencia existió una imagen anterior, que desapareció y que se veneraba en la antigua capilla.
Aunque la parroquia fue erigida en la segunda mitad del siglo XX, la devoción de los pescadores a su patrona tiene un largo recorrido histórico en Valencia. Hay constancia de la existencia, en el siglo XVIII, de una capilla dedicada a Nuestra Señora de la Buena Guía o “Bona-vía” en Russafa, el barrio de los pescadores de la Albufera. Esta capilla, que estaba adscrita a la parroquia de San Andrés, fue destruida en el siglo XIX pero aún se conservan calles que recuerdan esta devoción, como la calle del Mar y Las Barcas.