Domingo Mundial de las Misiones, el 23 de octubre, con el lema “Seréis mis testigos”
Iglesias, comunidades, colegios y parroquias de la diócesis de Valencia ofrecerán oraciones, testimonios y colectas especiales con motivo de la celebración del Domingo Mundial de las Misiones DOMUND que se celebra este domingo, 23 de octubre, con el lema “Seréis mis testigos”.
Según afirma el delegado de Misiones del Arzobispado de Valencia, Arturo Javier García, la campaña pretende “acercar la labor de los misioneros, rezar por ellos y por las vocaciones misioneras, y dar apoyo económico para que lleven adelante su misión”.
“El anuncio del Evangelio de los misioneros va acompañado de una gran labor humanitaria y social, como la construcción de colegios, comedores y centros sociales, en la sanidad o alimentación”, ha asegurado. “Es la oportunidad de colaborar con el Papa en el sostenimiento de la misión de la Iglesia y además, a través de la evangelización y anunciando a Jesucristo conseguiremos un mundo de paz, justicia y verdad”, ha añadido el delegado de Misiones.
En la actualidad, se contabilizan en todo el mundo cerca de 200 misioneros valencianos, tanto sacerdotes y religiosos y religiosas pertenecientes a órdenes y congregaciones como a la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana (OCSHA), como laicos. Del total de misioneros valencianos, 134 se encuentran en América, 39 en África, 16 en Europa, y 10 en Asia.
En cuanto a aportaciones económicas, España es el segundo país que más colabora con el DOMUND y en esta generosidad destaca también la diócesis de Valencia que el pasado año recaudó un total de 712.616,42 euros.
Esta cantidad procede, en buena medida, de la colecta de la Jornada Mundial de las Misiones (DOMUND) celebrada el día 24 de octubre de 2021 y también, “del esfuerzo económico continuado que realizan muchos fieles, a través de cuotas periódicas domiciliadas”. Igualmente, figuran otras aportaciones provienen de herencias y legados de personas que dejan sus bienes para ayudar a paliar las necesidades atendidas por la Iglesia en los territorios de misión.
OBJETIVOS DE LA CAMPAÑA
Los objetivos principales de la campaña del DOMUND son explicar la labor evangelizadora en los territorios de misión y mostrar la vida de las comunidades que constituyen las Iglesias jóvenes; buscar fondos para mantener a la Iglesia en esos territorios encomendados a la Congregación para la Evangelización de los Pueblos; fomentar las vocaciones misioneras; la formación y la oración misionera de todo el pueblo de Dios; y dar a conocer las Obras Misionales Pontificias (OMP) y su función esencial para la animación y la cooperación misioneras, explican desde OMP.
OMP promueve en todo el mundo la campaña Domund y desde la diócesis de Valencia se puede colaborar económicamente a través de las colectas del día del Domund; el Bizum con el código 00500 o una suscripción con aportación periódica a OMP; y también con aportaciones en la cuenta de la delegación de Misiones del Arzobispado de Valencia ES24 0049 5442 26 2310644096.
GUILLERMO MORET: “LA MISIÓN ES ESTAR EN MEDIO DEL PUEBLO, VIVIR Y SUFRIR CON ELLOS Y POR ELLOS”
En la presentación de la campaña del DOMUND en Valencia han compartido su testimonio el sacerdote valenciano Guillermo Moret, párroco de Alcublas que fue misionero en Benín; Marie Claire Silatchom, camerunesa y Misionera Dominica del Rosario; y el fotógrafo valenciano Alberto Sáiz, miembro del equipo de Comunicación del Arzobispado, que viajó en verano a la Amazonía peruana.
Guillermo Moret, de 74 años, estuvo 33 años como misionero en Benín, con la Sociedad de Misiones Africanas. Tuvo que salir del país africano –“me costó mucho porque no quería irme”, ha asegurado- por la amenaza del yihadismo ya que “secuestraban europeos para pedir rescate”. La vocación misionera le llegó siendo niño “viendo una imagen en un calendario de un misionero saludando a un hombre viejo, quise ser como él, conocer a gente sencilla”.
Con toda la experiencia vivida en Benín, donde sólo el 5% de la población es cristiana, tiene claro que la misión es “estar en medio del pueblo, aprender su lengua y cultura, vivir y sufrir con ellos y por ellos”. En esa labor “es fundamental el papel de las religiosas: no se puede hacer misión sin ellas, donde están, la misión avanza y favorecen la entrada de la mujer en la comunidad cristiana”.
Los misioneros “abren escuelas y centros de salud, construyen pozos y otras mejoras; por eso, nos aprecian donde saben que somos misioneros”, ha explicado Moret. Para que la misión tenga éxito “tenemos que ser humildes, porque en África, sobre todo en esa zona, la ‘costa de los esclavos’, están marcados por la esclavitud y la colonización y los europeos son rechazados”, ha concluido.
MARIE CLAIRE SILATCHOM: “HAY QUE SER PRESENCIA QUE ESCUCHA, QUE DA LA MANO. ESO TAMBIÉN ES HACER MISIÓN”
Marie Claire Silatchom, Misionera Dominica del Rosario de 61 años, se encuentra actualmente en Madrid, como miembro del equipo general de la congregación, tras haber sido misionera muchos años en la República del Congo y en Camerún, su país natal.
Su vida misionera “es fruto del testimonio de otras personas: el cura de la iglesia en la que fui monaguilla de pequeña, que pensaba que era una monja porque llevaba sotana y no le veía los pantalones; las religiosas que llegaron después, tan cercanas; y mis padres, por su vida cristiana. Me dieron tanto amor y me permitieron estudiar hasta Bachiller: me hice religiosa porque sentía que Dios me pedía darme a los demás y devolver todo lo recibido”, ha explicado.
Del mismo modo, la hermana Marie Claire destaca el ejemplo de los fundadores de las Hermanas Misioneras Dominicas del Rosario. “El fundador, Ramón Zubieta, fue misionero en la Selva del Amazonas, donde se acercó a los indígenas, explotados y tratados como salvajes. Comprendió la importancia de educar a la mujer para así educar a la familia y a la sociedad. Esa labor la desarrollaron después la madre Ascensión Nicol y cuatro monjas más procedentes de Huesca”.
Toda esa huella llevó a Marie Claire a entrar en la congregación, donde después desarrolló su vocación de darse a los demás como enfermera. Para ella, la clave de la misión es “integrarse allá donde vas, en el corazón de su gente”. También es fundamental el respeto, algo que vivió de cerca viviendo con los pigmeos en el Congo. “No les trataban como personas y nosotras les ayudamos a mejorar sus condiciones de vida y exigimos a los que les explotaban que les pagaran lo justo”.
“Hay que dar testimonio a base de hacer, trabajar y estar con ellos, sobre todo si las cosas no están bien. Es importante educar y curar si hay enfermedad, pero también hay que ser presencia que escucha, que da la mano, que te dice ‘no estás solo, Dios está contigo’.Eso también es hacer misión”, ha subrayado.
ALBERTO SÁIZ: “EN LA SELVA AMAZÓNICA, SÓLO CON UN EURO PODEMOS AYUDAR A LA ALIMENTACIÓN DE TRES NIÑOS EN UN DÍA”
Durante la convocatoria también ha intervenido Alberto Sáiz, reportero gráfico de la Delegación de Medios de Comunicación del Arzobispado, que este verano viajó a Perú con el delegado de Misiones y seminaristas valencianos, en un viaje organizado por la Delegación de Misiones. Durante un mes conoció poblaciones y misiones valencianas de los Vicariatos Apostólicos con los que la Archidiócesis asumió un compromiso misionero en 2017: Requena y San José del Amazonas.
Así, se ha proyectado un vídeo editado por Sáiz con imágenes y entrevistas realizadas en su viaje. Después, Alberto ha compartido su experiencia personal en su estancia en tierras misioneras. Según ha asegurado, en la labor de los misioneros se hace realidad “la multiplicación de los panes y los peces” ya que con la ayuda que les llega, por mínima que sea, “hacen maravillas” gracias a su “asombrosa capacidad de gestión”.
El fotógrafo ha querido destacar la labor del padre Antonio, sacerdote franciscano natural de Picassent que realiza su labor misionera en la localidad peruana de Jenaro Herrera, junto a las hermanas franciscanas Pilar y Estela. En su misión, ha comentado, las religiosas ofrecen cerca de 48.000 menús anuales a los niños de la localidad, una realidad que tiene un coste aproximado de 18.000 euros. Por tanto, cada menú cuesta tan solo 33 céntimos, por lo que “sólo con un euro, podemos ayudar a la alimentación