Salvatore Cernuzio – Ciudad del Vaticano
«Alto el fuego inmediato en todos los frentes», liberación de los rehenes israelíes en Gaza, ayuda a la población palestina exhausta, cese de la “espiral de venganza” y de ataques como el de Irán, respeto de la soberanía de cada país. Unas horas antes de comenzar los «dos días» de oración, con el Rosario en Santa María la Mayor y la jornada de oración y ayuno de mañana 7 de octubre, el Papa Francisco vuelve a invocar la paz en el Ángelus e indicar las posibles vías para poner fin a la barbarie que se vive en Oriente Medio desde hace más de un año.
Alto a la violencia
El Papa lanza su llamamiento en vísperas del primer aniversario del ataque terrorista de Hamás contra Israel, que desencadenó la violencia y las tensiones que se han agravado en las últimas semanas con los ataques de Irán contra Israel y el Líbano, donde no hace ni veinticuatro horas los asaltos a ciudades y pueblos del sur del país causaron 23 muertos y 93 heridos. Un escenario angustioso y desolador. El Papa, asomado a la ventana del Palacio Apostólico, dice «basta ya».
Un pensamiento para el Líbano
El Obispo de Roma eleva su plegaria al cielo por todos los libaneses, «especialmente por los habitantes del sur que se ven obligados a abandonar sus pueblos». Después se dirige a la comunidad de naciones, pidiéndoles que actúen para evitar que el conflicto se extienda: «Hago un llamamiento a la comunidad internacional para que ponga fin a la espiral de venganza y evite atentados como el de Irán.
Oración en Santa María la Mayor
«En esta situación, la oración es más necesaria que nunca». El Papa, de hecho, invita a todos los fieles del mundo, a los presentes en la plaza pero también a los conectados vía streaming, a unirse al Rosario por la Paz esta tarde, a las 17 horas, en la Basílica de Santa María la Mayor. Una iniciativa que fue anunciada el pasado miércoles, en la Misa de apertura del Sínodo sobre la Sinodalidad y que contará con la participación de todos los miembros del Sínodo.
La oración de la tarde de hoy no terminará con el rezo, sino que idealmente continuará hasta mañana, día en el que todos los creyentes del mundo están convocados por el Papa a rezar y abstenerse de las comidas para implorar a Dios el don de la paz, que en estos tiempos de hoy parece haberse perdido en la memoria.
«Unámonos con la fuerza del bien contra las tramas diabólicas de la guerra»