Hoy 13 de Octubre, domingo 28º del Tiempo Ordinario, hemos celebrado en la parroquia la fiesta de su co-titular Santo Tomás de Villanueva, fiesta litúrgica que se celebra el 10 de este mismo mes, y que para darle más solemnidad se ha trasladado a este domingo, siguiente a su día.
La celebración ha estado presidida por el párroco Rvdo. D. Joaquín Ángel Gil Gimeno y concelebrada con el párroco emérito adscrito a nuestra parroquia Rvdo. D. Salvador Biosca Micó, ayudados por el diácono D. Ramón Borja y los acólitos Juan Jimenez y Miguel Tomás, en la que han participado gran cantidad de feligreses.
D. Joaquín, en su homilía, ha hecho hincapié en los rasgos principales que marcaron el pontificado de Santo Tomás de Villanueva en Valencia (1544-1555)
1º La preocupación por los pobres:
Nuestro Santo dio todo lo que tenía, repartía entre los pobres las rentas del Arzobispado e incluso la cama en la que murió que era lo único que le quedaba ya la había regalado a los pobres. Por eso era capaz de hacer aquella afirmación “Si me halláis señores, al tiempo de mi muerte un real, tened mi alma por perdida y no me enterréis en sagrado”
En toda la imaginería, se le representa con una bolsa o unas monedas en la mano, en señal de su atención a los más pobres y desvalidos (véase nuestra imagen)
2º La renovación espiritual y moral de la diócesis y la formación del clero
Fundo el Colegio-seminario de la Presentación de Nuestra Señora (primer seminario del mundo) en 1550.
Pretendió la formación de sacerdotes ejemplares que vivieran el Ministerio sacerdotal con auténtica ejemplaridad y competencia doctrinal para el apostolado. En la formación que en él imparte, destaca la importancia que da a la formación social, tal y como él la vivía, poniendo a los pobres en la primera fila de sus preocupaciones, el respeto a los superiores, la castidad, la santidad de vida etc.
3º La evangelización de los fieles (su plan Pastoral)
Visito toda la diócesis varias veces para tener conocimiento directo de los problemas y situaciones que tenía y buscar para ellos una respuesta pastoral autentica.
Convocó un Sínodo diocesano en 1548, para que del mismo saliera una normativa desde donde corregir los abusos y restaurar la observancia religiosa de todos los cristianos, estamento e instituciones
Francisco de Quevedo escribió de él en su obra Epítome: “¡ Oh monstruo de santidad, que supiste merecer los cargos, y despreciarlos y servirlos; a quien fue martirio la mitra, afán el arzobispado, la renta necesidad, los pobres hijos, y la grandeza y dignidades mortificación; tan santo que supiste fortalecer la ciencia y doctrina de humildad; tan docto, que bastaste a asegurar la doctrina y estudios con los tesoros de la misericordia; tan rico que socorristes todos los pobres; tan pobre, que tu desnudez, ni parientes no participaron en tu riqueza porque acudiste antes a la parentela del Padre soberano, que está en el cielo, que a la multitud, que se llega a los buenos sucesos de la fortuna, solicitando el premio de los trabajos de esta vida para la patria, que es el cielo!
En septiembre de 1555 sufrió una angina de pecho e inflamación de la garganta. Mandó repartir entre los pobres todo el dinero que había en su casa. Hizo que le celebraran la Santa Misa en su habitación y exclamó: “Qué bueno es Nuestro Señor: a cambio de que lo amemos en la tierra nos regala su cielo para siempre” y murió. Tenía 66 años. Muere en Valencia el 8 de septiembre de 1555 tan pobre como había vivido siempre. El papa Alejandro VI lo canonizó en 1658. Sus restos se guardan en la Catedral de Valencia.
Después de la homilía, se nos invitó, a las catequesis para jóvenes y adultos que comienzan en nuestra parroquia el próximo lunes día 14 a las 21:00h. y que se celebrarán todos los lunes y jueves a la misma hora, hasta finales de noviembre.
Antes de finalizar la Eucaristía, en este primero de curso, nos hizo el envío a todos los miembros de las distintas pastorales de la parroquia, para que ayudados por el Espíritu Santo y María, podamos llevar a cabo la misión que la Iglesia nos ha encomendado.
Os recomendamos leer la Carta Pastoral del Obispo de Ciudad Real Monseñor D. Gerardo Melgar Viciosa