El Arzobispo participará en las vísperas solemnes por la tarde

Iglesia de Colegio Seminario «El Patriarca», en Valencia.

El Real Colegio Seminario de Corpus Christi de Valencia, “El Patriarca”, acogerá este próximo domingo, 14 de enero, la celebración de la festividad de su fundador, San Juan de Ribera, en cuyas vísperas solemnes participará el arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent.

Los actos comenzarán por la mañana en la iglesia de “El Patriarca” a las 9.30 horas con el rezo de laudes cantados en gregoriano y, a continuación, la celebración de una misa conventual, a las 10 horas, con cánticos en gregoriano, presidida por el rector del Colegio Seminario, Juan José Garrido, confirman desde “El Patriarca”.

Por la tarde, el Arzobispo participará en el canto de vísperas solemnes y en polifonía, a las 19 horas, y después se celebrará la misa solemne, que también incluirá cánticos polifónicos, con la Escolanía y el coro del Real Colegio Seminario. Finalmente se cantarán los tradicionales Gozos al santo, ante su sepulcro.

Cada una de las misas del triduo serán presididas y predicadas por antiguos colegiales de “El Patriarca” con la participación, este año, de los sacerdotes Salvador Pastor, José Vicente Alberola y Sergio Requena. Estas misas -viernes, sábado y domingo- comenzarán a las 19:30 horas y después el coro de “El Patriarca” y la Escolanía interpretarán los Gozos a San Juan de Ribera, compuestos por Francisco Peñarrocha.

Lienzo bocaporte “La última comunión de san Juan de Ribera”,

de Juan Bautista Súñer, de 1796, expuesto en la iglesia de El Patriarca.

“UNO DE LOS HOMBRES MÁS FASCINANTES DE SU SIGLO”

Algunos documentales de su biografía lo califican como “uno de los hombres más fascinantes de su siglo”. De dos siglos, podríamos decir, ya que San Juan de Ribera (1532-1611), conocido en Valencia como “El Patriarca”, fue uno de los humanistas y mecenas más reputados del siglo XVII en España y una de las figuras más influyentes de su época.

Su relevancia se debe a su personalidad entregada y generosa: fue su gran obra como Obispo y su empeño por la educación e inculturización de la fe le llevó a crear grandes instituciones, y un legado que aún hoy perdura.

De origen noble y con clara vocación sacerdotal, con sólo 35 años fue nombrado arzobispo de Valencia por el papa San Pío V, que le otorgó el título de Patriarca de Antioquía. También Felipe III le nombró Virrey y Capitán General del Reino de Valencia. Y, sin embargo, fue siempre figura de profunda piedad, repartiendo a los necesitados tanto sus bienes personales como parte de las rentas del Obispado.

Se le define como “el alma de la restauración espiritual de la diócesis valentina” como defensor del Concilio de Trento. De hecho una de sus grandes obras fue la fundación del Real Colegio Seminario del Corpus Christi, cuyo cometido principal era la formación de sacerdotes según el espíritu y las disposiciones del Concilio.

San Juan de Ribera dejó una huella espiritual en nuestra diócesis todavía perceptible, sobre todo en la devoción eucarística, que potenció en gran manera para que fuera un ejemplo del culto al sacramento eucarístico.

También se debe a su influjo la costumbre de erigir capillas de la comunión en las parroquias, donde el Santísimo Sacramento se conservara dignamente y pudiera ser adorado por los fieles. De él proviene la difusión de la jaculatoria “¡Alabado sea el Santísimo Sacramento!”, que llega hasta nuestros días. San Juan de Ribera supo armonizar la oración personal y contemplativa con la comunitaria y litúrgica.

Su pontificado -el más largo jamás registrado en la archidiócesis- marcó profundamente la historia religiosa, cultural y política de Valencia. En los 42 años que fue arzobispo en nuestra diócesis -entre 1569 y su fallecimiento en 1611- la recorrió 11 veces en las 2.715 visitas pastorales que realizó a sus parroquias, de las que dejó constancia en 91 volúmenes con 92.000 páginas, y celebró siete sínodos con todos los párrocos.

El Papa Pío V lo definió como “lumen totius Hispaniae”, lumbrera de toda España, “singular ejemplo de virtud y de bondad, dechado de gloriosas costumbres y santidad… Porque no sólo hace oficio de obispo sino de cura”

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