Ha sido renovada, con una arquitectura moderna, con una “piel metálica dorada, que cubre los 225 metros de fachada y una gran cruz de 15 metros de altura”
- En su origen, esta parroquia fue la iglesia del convento de frailes franciscanos reformados, fundado en el siglo XVI por San Juan de Ribera, frente al Puente de Aragón
- Este aniversario “nos llena de alegría y gratitud, un camino andado de sacrificio y tesón de nuestra comunidad junto a estos muros testigos de nuestra fe, esperanza y caridad”, afirma el párroco, Ramón Martín
El Arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent, ha bendecido la nueva fachada de la iglesia de San Juan de la Ribera, ubicada en la Avenida del Puerto, cuya entrada es el mismo acceso al edificio parroquial que albergó un colegio mayor, residencia y albergue, y ahora ha sido reformada, coincidiendo con el 125 aniversario de la construcción del templo.
Se da la circunstancia de que la parte exterior de la parroquia compartía fachada con un edificio de nueva construcción levantado entre 1971 y 1973 y, por tanto, pasaba totalmente desapercibida desde la avenida del Puerto. Ahora, ha sido renovada, con una arquitectura moderna, con una “piel metálica dorada, que cubre los 225 metros de fachada y una gran cruz de 15 metros de altura que corona el edificio”, explica el párroco, Ramón Martín.
El actual emplazamiento de la parroquia San Juan de la Ribera, en la avenida del Puerto, 69, fue bendecido en febrero de 1898 por el entonces cardenal Ciriaco María Sancha, Arzobispo de Valencia, tras ayudar con grandes limosnas en su construcción.
Pero, con anterioridad a esta fecha, la parroquia fue iglesia del convento fundado por San Juan de Ribera Arzobispo de Valencia, en marzo de 1572, de frailes franciscanos reformados (Alcantarinos), que se encontraba frente al actual Puente de Aragón, en la hoy conocida como plaza de Zaragoza, donde estuvo la antigua Estación de Aragón.
El templo de este convento fue dedicado por el Santo Patriarca a su onomástico San Juan Bautista, “que por encontrarse en la Ribera del Turia popularmente empezó así a denominarlo San Juan de la Ribera”.
Era un convento de pequeñas dimensiones, porque según la Regla de San Pedro de Alcántara sólo podían vivir ocho religiosos en muy austeras condiciones, y en él llegó a vivir un tiempo el gran santo San Pascual Baylón y el Beato Andrés Hibernón, explica el párroco de San Juan de la Ribera, Ramón Martín.
En 1835 el convento fue desamortizado y pasó a manos del Estado. Y en 1895 su iglesia fue derribada -para en ese lugar ser construida la Estación de Aragón- y se trasladó al actual emplazamiento de la Avenida del Puerto.
Los suelos y el presbiterio fueron costeados por la Marquesa de Dos Aguas y el donante del solar fue la Familia Tatay Mandigorra.
Cuentan las crónicas que el entonces párroco Enrique Sancho y vicario Francisco Suay recorrieron toda la feligresía invitando a todos a colaborar con suscripciones y donaciones.
Entre los muchos párrocos que ha contado esta parroquia figura Julio Badenes, el que más tiempo rigió esta parroquia y que a sus 92 años sigue presente, más de 42 años de párroco. Y a lo largo de estos años, este templo ha acogido grandes celebraciones como la “Gran misión de 1973”, en el 50 aniversario de la Coronación de la Virgen de los Desamparados.
COLABORACIÓN ENTRE INSTITUCIONES PARA “BUSCAR EL BIEN COMÚN DEL BARRIO”
Según el párroco actual, Ramón Martín, este aniversario “nos llena de alegría y gratitud, por este camino andado de 125 años de sacrificio y tesón de nuestra comunidad junto a estos muros testigos de nuestra fe, esperanza y caridad”.
Es un lugar que, además, “ha dado consistencia a este barrio, el cual nació en torno a él”. En la bendición de la fachada de la parroquia de San Juan de la Ribera, presidida por el Arzobispo, han estado presentes también autoridades de la ciudad, en este caso el teniente de Alcalde, un “signo de colaboración entre dos instituciones que desde siempre han buscado el bien común en nuestro barrio”.
Para el párroco, “la colaboración permite edificar – si nos empeñamos como tantas veces decía San Juan Pablo II- una sociedad más justa, fraterna y solidaria”.
“Que la luz y el brillo que emana de esta iglesia siga siendo un faro de esperanza para los de hoy y para los que mañana vendrán, señalando como hizo Juan Bautista, aquí, un hogar, (casa de Dios y puerta del cielo), para que los corazones se encuentren, las diferencias se reconcilien y se pueda seguir dando culto a Aquel que hasta el extremo nos ha amado”, afirma Ramón Martín