“No debemos escatimar esfuerzos para que los fieles vivan con gozo y esperanza este tiempo de gracia”, destaca el Cardenal

ARCHIDIÓCESIS DE VALENCIA, 24 MAR.- El Arzobispado de Valencia ha elaborado unas normas de obligado cumplimiento para la celebración de la Semana Santa en parroquias y comunidades cristianas “ante la situación actual provocada por la pandemia por el coronavirus y las disposiciones por parte de la Iglesia y del Estado para frenar los contagios”, tal como establece un decreto del cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares.

La situación y disposiciones actuales “nos obligan a celebrar este año la Semana Santa de un modo diferente pero con un mismo objetivo: dar gracias a Dios por el don de la Salvación en Cristo Jesús y que su gracia alcance a todos los fieles cristianos”, y añade que “ante las dificultades que estamos viviendo, no debemos escatimar esfuerzo alguno para que los fieles que tenemos encomendados vivan con gozo y esperanza este tiempo de gracia que el Señor nos regala por medio de la Iglesia”.

Las normas, con “un marcado acento pastoral”, pretenden que, “a pesar de las limitaciones que impone la celebración sin pueblo, las comunidades cristianas puedan celebrar la Pascua de Jesús con provecho espiritual”.

Son normas de obligado cumplimiento “para las parroquias que celebrarán necesariamente el Triduo Pascual sin asistencia del pueblo y para las Comunidades Neocatecumenales”, explica el decreto, que subraya que “sólo las iglesias conventuales con una comunidad estable de religiosos o religiosas celebrarán los ritos de la Semana Santa -en los que tampoco puede haber asistencia del pueblo- según las rúbricas del Misal Romano”.

Orientaciones

El decreto establece que las celebraciones del Triduo Pascual “deben respetar su horario” y las parroquias que, sin asistencia del pueblo, las retransmitan deben “procurar orientar la celebración con moniciones breves y adecuadas y sin omitir la homilía, y si es posible, que no falte el canto”.

Además, entre otras normas, el decreto establece que el Domingo de Ramos “en la Misa se omita la bendición de los Ramos” y que la Misa Crismal “se celebrará en la fecha acostumbrada con el Cabildo de la Catedral pero la renovación de las promesas sacerdotales se hará más adelante”.

Igualmente, “hasta que cada parroquia pueda recoger los óleos se pueden seguir utilizando los bendecidos por el Arzobispo el año pasado”.

Respecto al Jueves Santo, “todos los sacerdotes pueden, este año, celebrar privadamente la Misa de la Cena del Señor; las campanas se hacen sonar en el momento del Gloria; se omite el lavatorio de los pies; después de la comunión, se reserva el Santísimo en el Sagrario; finalizada la Misa el sacerdote se retira a la sacristía omitiendo la bendición”.

El Viernes Santo, “la celebración de la Pasión del Señor se desarrolla tal y como indica el Misal Romano” y en la oración universal se añadirá una plegaria especial relativa al coronavirus, que puede leerse en el decreto original.

Por último, respecto a la Vigilia Pascual, el decreto dispone que, entre otras cuestiones, “el Lucernario, se realizará todo en el presbiterio; se suprime la bendición del fuego y se procede a la bendición del cirio pascual; se omite la procesión y las aclamaciones, se canta o lee el pregón pascual; la Liturgia de la Palabra se desarrolla de modo habitual; la Liturgia bautismal se reduce únicamente a la renovación de las promesas del Bautismo omitiendo la procesión a la pila bautismal, la bendición del agua y la aspersión; se omite la celebración del bautismo; y la liturgia eucarística, tal y como indica el Misal”.

Puede consultarse el decreto íntegro en el listado de comunicados y disposiciones que publica la página web del Arzobispado.
 
 

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