El Arzobispado de Valencia ofrece desde el pasado fin de semana el modelo del ‘Documento de Voluntades Anticipadas’, también llamado “testamento vital”, para que los ciudadanos, y no solamente los católicos, puedan plantear cómo quieren que sean sus últimos días en términos sanitarios. Desde el Arzobispado “invitamos a todos a rellenar y presentar este documento en los puntos de registro de la Conselleria de Sanidad”, tratándose del mismo modelo oficial de la Generalitat Valenciana, con las adaptaciones propuestas por el Arzobispado de Valencia y conforme a las instrucciones de la Conferencia Episcopal Española, de tal modo que se cumplen todas las prescripciones legales a la vez que se siguen las orientaciones expresadas por la Iglesia, tal y como explica el delegado episcopal de la Pastoral de Enfermos y Mayores, Luis Sánchez.
¿Qué es?
Es la expresión escrita de la voluntad de un paciente sobre los tratamientos médicos que desea recibir, o no está dispuesto a aceptar, en la fase final de su vida. El testamento vital también especifica que se administren los tratamientos adecuados para paliar los sufrimientos, pero que no se aplique la eutanasia. Además, se solicita una atención espiritual.
¿Dónde hay que presentarlo?
Una vez rellenado, con los datos básicos personales, se tiene que presentar en los Servicios de Atención e Información al paciente, oficinas habilitadas en todos los hospitales públicos y centros de especialidades de la Comunidad Valenciana, o también se puede formalizar ante notario.
¿Dónde se guardan?
Las voluntades anticipadas serán incorporadas a la historia clínica de la persona, de tal modo que cuando los médicos en el hospital atiendan a un paciente en sus últimos momentos podrán conocer y cumplir lo que el enfermo desea para ese momento. Sólo son de aplicación cuando la persona ya no puede decidir por sí misma.
¿Por qué es importante?
Porque el presentarlo nos asegura que el personal sanitario haga lo que nosotros queremos cuando nos llegue ese momento y de que no se nos podrá aplicar la Ley de Eutanasia. “Es cierto que la actual ley recoge que no se podrá aplicar a nadie que no lo haya pedido expresamente, pero también es cierto que esta ley puede ser cambiada en cualquier momento”, añade Sánchez.