La Pastoral de la Salud diocesana lleva a enfermos, familiares y sanitarios “la fe, la esperanza y la eficacia de los sacramentos”
VALENCIA, 5 ABR. (AVAN).- Un equipo de más de 60 sacerdotes, “personas idóneas” y religiosos de la Pastoral de Enfermos y Mayores del Arzobispado de Valencia se están volcando estos días de pandemia en el servicio a enfermos, familiares y sanitarios, llevándoles “la fe en un Dios que no nos abandona en estos momentos de tribulación, la esperanza de que esta crisis llegará un día a su fin, y la eficacia de los sacramentos”, según ha afirmado Luis Sánchez, Delegado Episcopal y responsable de los servicios de atención religiosa católica en los hospitales de Valencia.
Así lo ha vivido también Luis Armando Leite, capellán camilo del Hospital La Fe de Valencia, quien ha asegurado que “como siempre a lo largo de toda la historia, la Iglesia no abandona nunca a sus hijos que sufren, en los momentos de mayor dificultad”. Luis Armando cumple “en estos días tan duros” con el voto camilo de servir a los enfermos, “aún a riesgo de poner en peligro nuestra propia vida, porque cada vez que vamos al encuentro del enfermo o de sus familiares, somos para ellos la presencia de Cristo, que nunca deja atrás a los que necesitan de su auxilio”.
La labor de los capellanes y las “personas idóneas” de Pastoral de los Enfermos es también llevar “la esperanza de Dios a los profesionales, que juntos podemos derrotar a este virus, y hacer frente a todo el dolor que ha causado”, porque “después de esta larguísima Cuaresma, llegará también la Resurrección”, ha asegurado Luis Armando.
Juan José Segarra, capellán del Hospital Clínico de Valencia, ha asegurado que “en este tiempo de pandemia es emocionalmente muy fuerte, pero necesario, acompañar a la familia que sufre, y que por esta situación especial no puede despedirse bien de un ser querido”. Con los enfermos, asegura que la toda Iglesia en los hospitales “estamos ayudando a muchas almas a ir al Cielo, a través de la Unción de los Enfermos, donde siento la presencia de Jesucristo resucitado, presente en medio del dolor”.
Enrique Alacreu, capellán del Hospital de la Ribera de Alzira, ha destacado cómo los capellanes “somos muy prudentes y respetamos escrupulosamente todos los protocolos para evitar el contagio”. En la situación especial de esta enfermedad, “donde muchos enfermos están solos y no podemos llegar a ellos” cobra especial relevancia “el valor de oración de intercesión en la capilla, donde continuamente estamos rezando por los enfermos, y el ofrecimiento de las Misas”. Allí “donde no podemos llegar físicamente, les llega el consuelo de la oración”.
En la misma línea se ha mostrado Doris Santiago, “persona idónea” que asiste religiosamente en el Hospital Doctor Peset de Valencia. Doris cuenta que “están siendo días muy especiales, llenos de emociones y sentimientos”. “Todos los días vienen a la capilla profesionales de la salud, a pedir a Dios la fuerza para afrontar esta situación”. También “se está solicitando la Unción para muchos enfermos” y “vemos a muchas personas que buscan aquí un refugio, y una palabra de aliento”. Igualmente, ha asegurado que “todos los que trabajamos en los hospitales resistiremos fuerte, porque nuestra roca es el Señor, que nos fortalece ante la tentación del pesimismo”.
Raúl Rodríguez, capellán del Hospital Francesc de Borja de Gandía, ha contado cómo acude continuamente al hospital, “a la hora que sea, sean las dos, tres o cinco de la mañana, cuando me necesitan voy, y no hay ningún problema”. Los capellanes “somos el apoyo de muchas familias, nos llevamos el dolor de los enfermos y de las familias ante el Sagrario, para después hacerlo oración”. En este tiempo de confinamiento, ha asegurado, “ha nacido una Iglesia digital, y estamos viviendo una revolución viviendo la fe como Iglesia doméstica a través de internet”. Es un momento en el que “más que nunca estamos llamados a no desentendernos del prójimo, sobre todo cuando el prójimo está enfermo y sufre”.
Por su parte, Juan Carlos Martínez, capellán del Hospital General de Valencia, muestra “cómo realizamos nuestras tareas con mucha precaución, siguiendo las consignas de las autoridades civiles y sanitarias”. Para los pacientes de COVID-19, “rezamos por ellos, si lo solicitan les administramos la Extrema Unción y en caso de fallecimiento, hacemos un responso en la capilla”. La capilla del Hospital General de Valencia, “sigue siendo una estrella en medio de la tormenta, donde los que pueden y lo necesitan, vienen en busca de silencio y reposo espiritual”. “Como la Virgen inspiró al padre Jofré la fundación de un hospital que derivaría en el General, así Ella nos pide que en esta situación echemos una mano a los demás, les ayudemos en lo que podamos”.
Francisco de Borja, capellán del hospital Arnau de Vilanova de Valencia, ha asegurado que “los capellanes no sólo asistimos a los enfermos y a sus familias, sino también a los profesionales médicos”, que “también están necesitados del amor de Dios, y en esta situación superior a sus fuerzas, tenemos que acompañarles en nombre de la Iglesia, para robustecer sus almas”. “Cristo”, ha afirmado, “está presente en medio de nosotros en este tiempo duro en el que muchos están muriendo”.
Luis Sánchez, Delegado Episcopal para la pastoral de Enfermos y Mayores, ha querido bendecir a todo el personal sanitario: “nos unimos a su cansancio, a su sentirse desbordados, a su angustia”. Su misión “es sagrada, con gran esfuerzo y sacrificio cuidan de los enfermos, aun a costa de poner en riesgo sus propias vidas, sabiendo que muchos se contagiarán”. Por ello, desde la Iglesia “estamos llamados a apoyarles y a confortarles”.
Así, los capellanes “cuando nos acercamos al enfermo, compartimos su sufrimiento, y en ellos vemos a Cristo en la agonía de la Cruz, Cristo que necesita que nos acordemos de Él en estos momentos de doloroso aislamiento, y pide ser consolado”. Por último, “con la Unción de los Enfermos y dando el perdón de los pecados”, ha concluido Luis Sánchez, “vemos cómo Dios viene en nuestra ayuda, con su infinito amor, en los momentos difíciles, porque Él quiere que todos los hombres se salven”.
Otros muchos enfermos son aislados en sus domicilios y en las residencias de personas mayores, dependientes y discapacitados: “a todos ellos llega la acción pastoral de la Iglesia gracias a los numerosos sacerdotes, religiosas, religiosos y agentes pastorales que los atienden allí donde se encuentran, aun en medio de grandes dificultades y peligro de contagio. Es el amor de Cristo el que los urge a acudir a nuestros hermanos enfermos”, ha concluido el Delegado Episcopal.