Preside la misa de acción de gracias por los voluntarios, en la Catedral, con representantes de Cáritas, movimientos juveniles y asociaciones
- La Navidad es una llamada a que la ayuda y compromiso “no sea una cosa pasajera”
- El camino de todo cristiano es “ser portadores del amor en el corazón de las personas”
- “Que la Virgen de los Desamparados nos ayude a permanecer en nuestro compromiso mientras haya alguien que lo necesite”
El Arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent, presidió ayer por la tarde, en la Catedral, la eucaristía de acción de gracias por los voluntarios y por todos los que se han hecho presentes en la atención a las personas damnificadas por la DANA, en la que aseguró que “hemos sido sembradores de esperanza”.
Mons. Benavent destacó que “cuando cualquier persona siembra esperanza- y no solo los cristianos porque no tenemos la exclusiva- aunque no se solucionen todos los problemas, nuestro mundo es un poco mejor y eso nos tiene que llenar de alegría”.
Según el Arzobispo, “todos estos últimos dos meses nos hemos visto implicados en una situación que no imaginábamos y pienso que seguramente no hemos solucionado todos los problemas que viven tantas personas, no, ni Cáritas, ni las instituciones eclesiales -ni siquiera las instituciones políticas pueden solucionar todos los problemas de la humanidad-, pero hemos sembrado esperanza, y queremos continuar sembrando esperanza porque hemos conocido el amor y hemos creído en el amor y nuestra vocación, toda vocación cristiana, es ser sembradores del amor”.
La misa, celebrada ayer en la Catedral con la presencia de la imagen peregrina de la Virgen de los Desamparados, fue concelebrada por el Obispo auxiliar emérito de Valencia, Javier Salinas, y el Obispo auxiliar electo de Valencia, Fernando Ramón, y en ella participaron representantes de instituciones, movimientos y realidades de la Iglesia que han destacado por su ayuda en la catástrofe, entre ellas Cáritas Diocesana de Valencia y la Delegación de Infancia y Juventud del Arzobispado de Valencia.
“Que donde haya una persona que necesite un gesto de cercanía haya una mano amiga”
Mons. Enrique Benavent hizo referencia, también, a la próxima celebración de la Navidad e indicó que, precisamente, “es una llamada a que nuestro compromiso no sea una cosa pasajera sino que allí donde haya una persona que necesite una palabra de esperanza, un gesto de cercanía, una ayuda de cualquier tipo allí haya una mano amiga de cada uno de nosotros a través de la cual podamos ser signos de ese amor y sembradores de esperanza”.
Esta eucaristía, que todos los años Cáritas Diocesana organiza invitando a todos los que colaboran en sus acciones, “este año, dadas las circunstancias que hemos vivido, hemos invitamos también a todos los que os habéis hecho solidarios de aquellos que han sufrido y siguen sufriendo las consecuencias de la DANA y es nuestra manera de prepararnos para la celebración de la Navidad”, expresó el Arzobispo.
“Este año, los cristianos tenemos más motivos para celebrar la Navidad en su autenticidad”
“Este año, nosotros los cristianos, tenemos más motivos para celebrar la Navidad en su autenticidad, más profunda. Posiblemente en muchos sitios todo lo que es accesorio a la celebración de la Navidad este año será muy distinto pero eso no significa que no tengamos que celebrar el nacimiento del Señor”.
Así, mons. Benavent recordó que en el nacimiento de Jesucristo aparece la bondad y el amor de toda la humanidad, «eso es lo más profundo, no es una fiesta para unos sentimientos pasajeros, es la fiesta en la que los cristianos celebramos el amor de Dios”. El Hijo de Dios “nace como un niño que necesita ser cuidado, como un niño en estado de pobreza y Dios ama a los pobres y nos muestra su amor a esta humanidad pobre y necesitada asumiendo él mismo la pobreza, la debilidad, la fragilidad y es la manera en la que Dios nos muestra su grandeza”, añadió.
Por tanto, celebrar la Navidad “es confesar que nosotros somos cristianos porque hemos conocido el amor” y “creer en el amor significa que, en este mundo en que los poderosos confían tanto en el poder, en la fuerza de las armas, en la fuerza de la violencia, en el poder de los bienes materiales, nosotros creemos que para que nuestro mundo sea signo del Reino de Dios esos no son los caminos”.
Igualmente, el Arzobispo se ha referido a la bula de convocatoria del Año Jubilar 2025 del papa Francisco donde dice que “las obras de misericordia son obras de esperanza y ese es el camino: El camino de todo cristiano no puede ser otro que el camino del amor porque nuestra vocación es ser sembradores de ese amor que hemos conocido en el cual hemos creído, ser portadores de es amor para de este modo sembrar esperanza en el corazón de las personas”.
Finalmente, mons. Benavent pidió a la Virgen de los Desamparados – que es sembradora de esperanza- “que nos ayude a permanecer en nuestro compromiso mientras haya alguien que lo necesite”.