Mons. Enrique Benavent ordena a monseñor Fernando Ramón y Arturo Javier García, Obispos auxiliares de Valencia

  • La solemne misa de ordenación episcopal ha sido concelebrada por el Nuncio del Papa en España y más de 40 Obispos y Arzobispo de toda España
  • Los Obispos auxiliares bendicen al pueblo y reciben una gran ovación de todos los presentes, sacerdotes, familiares, fieles y allegados de numerosas parroquias y localidades

Fotografía «A. Saiz/ Delegación Medios Arzobispado»

El Arzobispo monseñor Enrique Benavent ha presidido hoy en la Catedral la solemne misa de ordenación episcopal de mons. Fernando Ramón y mons. Arturo Javier García como Obispos auxiliares de Valencia y a ellos se ha dirigido afirmando “mayor es la responsabilidad que asumís ante Dios y ante la Comunidad cristiana. No recibimos el ministerio episcopal para nuestro provecho, sino para la edificación de la Iglesia” y ha pedido a la feligresía “orar por ellos para que su ministerio contribuya a la edificación de la Iglesia como comunidad de fe, esperanza y caridad”.

Mons. Benavent ha utilizado las palabras de San Agustín quien definió “el ministeri episcopal com un ofici d’amor. Hui li torneu a dir al Senyor que l’estimeu, que per això accepteu la missió de ser pastors del seu ramat. El episcopat és un ministeri d’amor a la Comunitat cristiana, a la que estem cridats a servir. Això ens ha de portar a viure el ministeri des de el perdó i la misericòrdia, a no convertir-nos en jutges que decideixen qui és bo o dolent, perquè també nosaltres estem necessitats de la comprensió, del perdó i de la misericòrdia de Déu i de tota la comunitat cristiana”.

En el inicio del Año Jubilar convocado por el Papa “Peregrinos de Esperanza”, ha señalado que “nos empuja a acercarnos a los que tienen el corazón desgarrado, a ser sembradores de libertad y de esperanza en el corazón de nuestro mundo. A los no creyentes, no podemos convertirnos en puertas que cierren a los demás el acceso a Cristo, sino en Iglesia de puertas abiertas que lo facilite a todos, como constantemente nos recuerda el papa Francisco”.

Este poder ve de Déu

El Arzobispo Benavent ha asegurado que “este poder ve de Déu. “Nosaltres, que som gerres de fang, som portadors de uns tresors que, humanament parlant, ens superen. Els fruits del nostre ministeri no es deuen a les nostres capacitats humanes, sinó a la força de Déu. Per a il·luminar ens hem de deixar il·luminar; per a santificar, primer hem de ser sants. Tot un programa de vida espiritual”.

El Arzobispo de Valencia, mons. Benavent, ha pedido a los nuevos Obispos auxiliares “mirando a María, poneos en las manos de Dios, abandonaos confiadamente a Él para que su voluntad sea siempre la norma que guíe vuestra vida en el servicio a la Iglesia. Pedidle que os ayude a vivir vuestro ministerio y así, cuando tengáis que presentaros ante el Señor, podáis decir: “Soy un pobre siervo. He hecho lo que tenía que hacer”. También les ha invitado a encomendarse a “tots els sants que han sigut models de fe en la nostra diòcesi, especialment dels sants pastors que l’han regida: Sant Tomás de Villanueva, l’amor a l’Eucaristia, de Sant Joan de Ribera l’estima pel sacerdoci que els dos ens van ensenyar”.

El Arzobispo ha comenzado con un saludo especial “a las madres de D. Fernando y de D. Arturo, así como a sus hermanos, familiares y amigos, a los que habéis venido de Xirivella, de Jarafuel y de los pueblos en los que D. Fernando y D. Arturo han ejercido su ministerio sacerdotal”, al Nuncio del Papa, Obispos, diáconos, seminaristas miembros de la vida consagrada, autoridades de distintas instituciones de la Comunitat, a los alcaldes de las poblaciones en las que los nuevos obispos han ejercido su ministerio sacerdotal, y a todos los presentes.

Texto completo de la Homilía del Sr. Arzobispo

La solemne misa de ordenación episcopal ha sido concelebrada por el Nuncio Apostólico de Su Santidad en España, mons. Bernardito Auza, y el Obispo emérito de Sant Feliu de Llobregat, mons. Agustín Cortés Soriano, junto a más de 40 Obispos y Arzobispos procedentes de toda España, entre ellos, de la Provincia Eclesiástica Valentina y Obispos eméritos.

Entre otros Obispos y Arzobispos presentes ha figurado el presidente de la Conferencia Episcopal Española, mons. Luis Argüello, Arzobispo de Valladolid; el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella; el valenciano mons. Arturo Ros, Obispo de Santander; y el cardenal Carlos Osoro arzobispo emérito de Madrid y de Valencia.

Imposición de manos a los nuevos Obispos y entrega del báculo, mitra y anillo episcopal

Durante la liturgia de ordenación episcopal, tras la presentación de los nuevos Obispos y la lectura del mandato apostólico del papa Francisco, ha tenido lugar la imposición de manos por el Arzobispo de Valencia y de todos los Obispos concelebrantes. Este es el rito central a partir del cual ya son nuevos Obispos en la Iglesia.

Junto a la imposición de las manos, se ha realizado la oración consecratoria u oración de ordenación, y en ese momento los nuevos Obispos han tenido el evangeliario abierto sobre sus cabezas, que viene a representar “cómo el Obispo ejerce su ministerio siempre sometido al Evangelio de Jesucristo, el que tienen que anunciar, predicar y vivir como ejemplo también para sus feligreses.

A continuación, los nuevos Obispos han sido revestidos con las insignias propias de su orden. Por tanto, han recibido la mitra, el báculo y el anillo episcopal, “los signos que los identifican como Obispos en medio de la comunidad cristiana”.

Y también han recibido una nueva unción con el crisma, signo de la consagración que reciben por medio del Espíritu Santo.

Los nuevos Obispos han recibido una gran ovación por parte de todos los fieles presentes en la Catedral y el abrazo de todos los concelebrantes. Posteriormente, ha continuado la celebración.

Finalmente, los Obispos auxiliares han bendecido al pueblo y han tenido unas pequeñas palabras, agradeciendo la presencia de todos en el acto y recogiendo el sentimiento de saludo y de acción de gracias a todos los presentes por acompañarles.

En la misa de ordenación episcopal han participado numerosos sacerdotes, familiares y allegados de los Obispos auxiliares electos y fieles y párrocos procedentes de sus localidades de origen y de aquellas parroquias a las que han estado vinculados.

Mons. Fernando Ramón: “Confío que el Señor haga de este ministerio una fuente de esperanza para nuestra Iglesia”

Tras la celebración de ordenación episcopal, los Obispos auxiliares de Valencia han dedicado unas palabras de gratitud por el inicio de su nuevo ministerio.

Mons. Fernando Ramón ha expresado su confianza en que «el Señor haga de este ministerio, que hoy recibimos, una fuente de esperanza para nuestra Iglesia, para que crezcan entre nosotros los lazos de comunión, se fortaleza nuestra fraternidad y podamos vivir con pasión la tarea de la evangelización, que tanto hoy nos urge”.

Y también ha pedido «que podamos también llevar esa esperanza a todas las personas que han sido víctimas de la catástrofe que ha golpeado nuestras tierras y siguen bajo el dolor por la pérdida de seres queridos y por las condiciones en que han quedado sus vidas, viviendas y trabajos.

Tras la ordenación episcopal, mons. Fernando Ramón ha dado gracias a Dios “que me hizo capaz, se fio de mí y me confió este ministerio” y “por todas las personas que ha puesto en el camino de mi vida”.

En primer lugar, ha recordado a sus padres, “porque juntos hemos tenido una preciosa experiencia de Iglesia doméstica y me habéis ayudado a crecer en la fe y ser lo que soy y como soy” y también se ha referido a toda la familia, “familia de sangre y familia de fe”.

Así, ha tenido palabras de agradecimiento “por todas las parroquias y comunidades en las que he servido y vivido con gozo mi ministerio sacerdotal”- en todas ellas, mi corazón se fue configurando con los rasgos del Buen Pastor- y también por el tiempo de formación en el Seminario de Valencia – al que he servido en los últimos quince años-, por la Facultad de Teología, y por los años de estudio en Roma”.

Igualmente, ha agradecido la cercanía y amistad “a los arciprestes, sacerdotes y parroquias que formáis parte de la Vicaría V, en la he sido vicario episcopal escasos meses. Ahora mi servicio se amplía a toda la Diócesis, pero sabed que siempre ocupareis un lugar particular en mi corazón”.

“Gracias en definitiva a mi querida Iglesia de Valencia, presente en todos los sacerdotes, religiosos y laicos que Dios ha puesto en mi camino. Me siento hoy particularmente cercano a todos los sacerdotes a los que quiero servir, agradezco la experiencia de comunión vivida con los hermanos de la Fraternidad Iesus Cáritas y también con el Cabildo de esta Iglesia Catedral del que he formado parte. También siento la cercanía de todos los laicos de nuestra Iglesia Diocesana, sois un apoyo necesario para los sacerdotes”, ha expresado.

Y “también mi agradecimiento al que es cabeza de esta Iglesia, a nuestro arzobispo D. Enrique por su confianza y ayuda, por todo lo que de él he recibido desde que fue mi formador en el Seminario. Y a todos los obispos a los que el ministerio hoy me une en verdadera fraternidad. Me pongo a vuestro servicio, como el más pequeño de vuestros hermanos”.

Igualmente, ha recordado la celebración del Año Jubilar 2025 convocado por el Papa: “Hemos recibido el ministerio episcopal cuando hace escasos días que se ha inaugurado este Año Jubilar, que lleva por lema: “Peregrinos de esperanza”. Nos recuerda que somos peregrinos, que lo nuestro es caminar hacia la meta de nuestra vida, el encuentro definitivo con el Señor, pero es un camino que no hacemos solos”.

Por último, mons. Fernando Ramón se ha encomendado a la Mare de Déu dels Desamparats: “protégenos con tu manto y acércanos a tus hijos más queridos, los desamparados de nuestra sociedad”.

Mons. Arturo Javier García: “Como Obispo querría ser muy dócil a la Iglesia”, para ayudar al Arzobispo y a la diócesis

Por su parte, mons. Arturo Javier García, en sus palabras de agradecimiento tras la ordenación episcopal como Obispo auxiliar de Valencia, ha destacado la gran ayuda que ha recibido siempre de la Iglesia y de su familia.

“Empezando por mi familia, mis padres, que me dieron lo mejor que podían dar a un hijo que son mis hermanos, y toda mi familia, que aquí hay una representación. Y a la vez me dieron, por la Iglesia, el Bautismo. Y desde entonces todo han sido gracias, regalos de Dios Padre”.

Igualmente, ha agradecido “los amigos que hice en convivencias, campamentos…, algunos me acompañan hoy, y ya una vida en la Iglesia, con muchos curas que me han ayudado tanto. Todo por acercarme a la parroquia. Últimamente he podido volver y ayudar a servir a los cristianos tanto en Jarafuel, Teresa y Zarra, como en todo el Valle”.

Mons. Arturo Javier García ha recordado cuando “conocí a Fernando en el campamento de Cristianos sin Fronteras, y ya entré al seminario, me sumo a su agradecimiento por él y por la facultad de Teología, además yo estuve cuatro años en Santo Tomás, muy agradecido también, me forjó. Y volví con don Fernando a Moncada como director espiritual, también hago mía su acción de gracias, y a Santo Tomás donde permanezco como rector, que también agradezco su ayuda a don Luis, a los trabajadores y a los seminaristas que con su buena disposición, que me han ayudado mucho”.

Tampoco ha podido olvidar sus destinos pastorales, “allí se forjó mi sacerdocio entre tantos feligreses ya santos o buscando serlos: Mi pastoral en San José del Puerto de Sagunto, con don Miguel Alejandro, un padre; en Albal y Beniparrell, Torrebaja, Castielfabib, Los Santos, Torre Alta, Más de Jacinto, Arroyo Cerezo, Cuesta del Rato y Sesga, en el Rincón de Ademuz. Después en Villar del Arzobispo y en Turís” y, también, “más de trece años como delegado de Misiones, visitando y conociendo a los misioneros, con tantas aventuras, que son la acción de Dios en la Iglesia, testigo del bien que hace la Iglesia en el mundo”.

Según ha expresado mons. Arturo Javier García “como obispo querría ser muy dócil a la Iglesia, para ayudar al arzobispo don Enrique que me recibió en el seminario, gracias por la confianza. Quiero ser un criado de Dios Padre que va por los caminos invitando a la fiesta del Banquete, a que crean y acudan a Misa, a escuchar la Palabra de Dios, a comulgar, a vivir en familia en parroquia; a caminar por el camino de una felicidad verdadera y duradera hasta el banquete del cielo, que sólo se llega por Cristo, el camino, que está en la Iglesia, su cuerpo. Para esta tarea me siento sobrepasado, Desamparado, y pido a la Virgen María Nuestra señora de los Desamparados su intercesión”.

BIOGRAFÍA MONS. FERNANDO E. RAMÓN

Fernando Enrique Ramón Casas, que era vicario episcopal de la Vicaría V “Lliria-Requena-Ademuz” desde el pasado mes de septiembre, fue rector del Seminario Mayor La Inmaculada de Moncada desde 2011, y es canónigo de la Catedral de Valencia.

Nació en Valencia el 15 de julio de 1966, aunque ha vivido siempre en Xirivella, donde fue feligrés de San Francisco de Paula. Fue ordenado sacerdote el 28 de mayo de 1994 por el entonces Arzobispo, el cardenal Agustín García-Gasco.

Su primer nombramiento fue como párroco de Benimarfull, Alquería de Aznar, Benillup y Almudaina. Posteriormente, amplió estudios en Roma, en donde obtuvo la Licenciatura en Sagrada Escritura en el Pontificio Instituto Bíblico y, a su regreso, fue nombrado vicario parroquial de San Nicolás, del Grau de Gandia.

Igualmente, es profesor de la Facultad de Teología de Valencia desde el curso 2007-2008, así como profesor de acadio de la Academia de Lenguas Bíblicas, Clásicas y Orientales.

En junio de 2011 fue nombrado rector del Seminario Mayor La Inmaculada de Moncada por el entonces Arzobispo, el cardenal Carlos Osoro, tras dos años ocupando el cargo de vicerrector.

Escudo episcopal Mons. Fernando Ramón: ‘PRO EIS SANCTIFICO ME IPSUM’

Mons. Fernando Ramón refiere en su escudo que la figura de la Virgen ha tenido una singular importancia en su vida, la Eucaristía como signo de la centralidad de en la vida de la Iglesia, Xirivella la ciudad donde creció y Valencia su localidad natal, evangelizar en el mundo de hoy y «amar y servir” cuidando de la familia diocesana.

El lema episcopal, PRO EIS SANCTIFICO ME IPSUM significa «por ellos yo me consagro» IJn 17,191. Tomado del discurso sacerdotal en la Última Cena y que constituye también el lema de la Congregación de Hermanas Oblatas de Cristo sacerdote, cuyo carisma es entregar su vida por la santificación de sacerdotes y seminaristas. Mons. Fernando Ramón fue capellán de el Monasterio de Ntra. Sra. de los Desamparados de Moncada, perteneciente a esta congregación.

LOS CUARTELES

Bajo la protección de la Virgen

Se trata de un escudo modelo «español» redondeado en la base con la forma de un arco de medio punto invertido de partición terciada acortinada. El primer cuartel, en campo de azur [azul], color asociado a la Virgen, un monograma compuesto por las letras M y A que significa Ave María, y corona de oro. Expresa su singular lugar en la historia de la Salvación. La figura de María ha tenido una singular importancia en la vida de Mons. Fernando Ramón en las distintas advocaciones que han estado presentes en su vida: la Mare de Déu dels Desamparats de Valencia, la Mare de Déu de la Salut de Xirivella, la Mare de Déu Blanqueta del Grau de Gandia y la Virgen Inmaculada, patrona del Seminario Metropolitano de Valencia. También es una manera de poner su ministerio episcopal bajo la protección materna de María.

La centralidad de la Eucaristía

En el segundo cuartel, en campo de gules [rojo] color que simboliza la sangre de Cristo y también la de los mártires. El Santo Cáliz custodiado en la Catedral -de la que Monseñor Fernando Ramón es canónigo lectoral- signo de la centralidad de la Eucaristía en la vida de la Iglesia.

Su origen, Xirivella

Entado en punta caído, sobre campo de oro, una campana blanca, referencia a Xirivella, en la que siempre ha residido Mons. Fernando Ramón hasta su ingreso en el Seminario. Según la tradición de Xirivella, se encontró la imagen de la Verge de la Salut debajo de una campana. Su templo parroquial, santuario, es lugar de peregrinación.

Evangelización

El jefe general del escudo de azur [azul] una muralla que representa la ciudad amurallada de Valencia, su ciudad natal. Sobre ella la Palabra de Dios representada por un libro abierto con las letras griegas alfa y omega de oro. “La Palabra de Dios permanece para siempre” lema del Pontificio Instituto Bíblico de Roma -donde Mons. Fernando Ramón realizó sus estudios- Esta palabra que preside el escudo quiere ser también el centro del ministerio episcopal y convertirse en palabra viva que comunique el evangelio al mundo de hoy. Quiere con su ministerio colaborar en esa evangelización.

El cayado del Buen Pastor con la familia diocesana

Va acolado, una cruz griega color oro con un travesaño. Ésta nos recuerda que el cayado del Buen Pastor no es otro que su propia cruz, donde da la vida por las ovejas. Estos signos manifiestan que en su ministerio el Obispo ha de «amar y servir” cuidando de su familia diocesana.

El escudo está timbrado por el capelo, un sombrero de ala ancha de color sinople [verde]. del que caen 12 borlas [6 por lado o banda] en orden 1, 2 y 3.

BIOGRAFÍA MONS. ARTURO JAVIER GARCIA

Arturo Javier García nació en Alicante en 1967, pero él y su familia proceden de la localidad valenciana de Jarafuel. Tras su ordenación sacerdotal en Valencia en 1995 estuvo tres meses en San Carlos Borromeo de Albal y Santa Bárbara de Beniparrell.

Posteriormente, su primer destino definitivo fue Torrebaja y siete pueblos más en el Rincón de Ademuz: Castielfabib, Los Santos, Cuesta del Rato, Torre Alta, Sesga, Más de Jacinto y Arroyo Cerezo, donde estuvo siete años, de 1995 a 2002. Allí también fue arcipreste y profesor de Religión, en el instituto Virgen de la Huerta en Ademuz y en los colegios de Primaria de Castielfabib y Torrebaja.

Su siguiente destino fue como párroco en Villar del Arzobispo, durante seis años en los que, además, ejerció como arcipreste y profesor en el instituto. Después estuvo ocho años como párroco de Turís.

Desde el año 2016 ejerció como director espiritual del Seminario Mayor La Inmaculada, en Moncada.

En 2011, Arturo J. García fue nombrado delegado episcopal de Misiones y Cooperación con las Iglesias y director de OPM para la diócesis. Es miembro del Consejo Presbiteral, del Consejo de Pastoral Diocesano y presidente delegado de la Fundación Ad Gentes.

En 2022 recibió el nombramiento como rector del Colegio Mayor-Seminario de la Presentación de la Virgen María y Santo Tomás de Villanueva, de Valencia. Y es rector también de la Real Iglesia El Salvador de Valencia, hasta la fecha.

Escudo episcopal Mons. Arturo Javier García: ‘EUNTES OMNES VOCATE AD CONVIVIUM’

Mons. Arturo Javier García Pérez refiere en su escudo episcopal la vivencia de su ministerio: formado en el Seminario Santo Tomás de Villanueva del que actualmente es Rector, su espíritu misionero, como Delegado en la diócesis y colaborador de la OMP; su origen, Jarafuel; el Cristo de El Salvador, también Rector de la Iglesia, La Virgen, Estrella de la nueva evangelización, Madre de la Iglesia y el cayado, para el Buen Pastor que quiere amar y servir.

El lema episcopal, Euntes omnes vocate ad convivium está inspirado en el pasaje evangélico Mt 22,9: invitad a todos a las nupcias. El Papa Francisco el domingo 11 de octubre de 2020 antes del rezo del Ángelus dijo sobre este texto: hasta dos veces el rey envía a sus siervos a llamar a los invitados, pero estos rechazan la invitación, porque tienen otras cosas que hacer. Pero el rey de la parábola no quiere que la sala esté vacía, porque desea regalar los tesoros de su reino. Dice, pues, a los siervos: ‘Id a los cruces de los caminos y, a cuantos encontréis, invitadlos a la boda’. Así́ se comporta Dios: cuando es rechazado, en lugar de rendirse, relanza y manda llamar a todos los que están en los cruces de los caminos, sin excluir a nadie. Al concluir, el Santo Padre rezó para que: «María Santísima nos ayude a imitar a los siervos de la parábola evangélica y salir de nuestros esquemas y estrechez de miras, anunciando a todos que el Señor nos invita a su banquete, para ofrecernos la gracia que salva para darnos el don».

El obispo es también como el siervo que sale a invitar a todos a participar del banquete: que es a pertenecer a la Iglesia por el bautismo, a participar del banquete de la Eucaristía, anuncio y prenda del banquete de bodas eterno en el cielo.

LOS CUATRO CUARTELES

Se trata de un escudo modelo «español» -redondeado en la base con la forma de un arco de medio punto invertido-, cuartelado en cruz. Contiene cuatro cuarteles o divisiones en las que Mons. Arturo Javier García Pérez hace referencias a la trayectoria de su ministerio sacerdotal:

Seminario Santo Tomás de Villanueva del que es Rector

En el primer cuartel, sobre oro, una cruz sobre un corazón en llamas traspasado por flecha, en referencia al escudo episcopal Santo Tomás de Villanueva, arzobispo de Valencia del siglo XVI y fundador del Colegio Mayor-Seminario de la Presentación de la Bienaventurada Virgen María en el Templo y Santo Tomás de Villanueva en 1550, centro de formación eclesiástica y académica para futuros sacerdotes del que Monseñor Arturo García fue colegial y es Rector desde 2022.

Ligado a las Misiones

En la segunda división, en campo azur (azul), bola del mundo y cruz blanca, simbolizan el mundo cristiano con su cruz montada sobre un globo terráqueo y las bandas de joyas que lo dividen en tres secciones representan los tres continentes conocidos en la época medieval. Logotipo de las OMP, Obras Misionales Pontificias, perteneciente a la Congregación para la Evangelización de los Pueblos -Propaganda Fide-, cuyo objetivo es la promoción del espíritu misionero y universal. Mons. D. Arturo García Pérez ha sido director diocesano de las Obras Misionales Pontificias y delegado de misiones en Valencia desde 2011.

Su origen, Jarafuel

En el tercer cuartel, de azur, posee una colmena color miel con abejas blancas, del escudo de la localidad valenciana de Jarafuel, ciudad de la familia de Monseñor D. Arturo García, donde él también vivió de niño, hasta que ingresó en el Seminario de Moncada (1989-1991) y después en el Colegio Mayor-Seminario de la Presentación y Santo Tomás de Villanueva (1991-1994). A los jarafuelinos se les conoce también por el apodo de «colmeneros» por el desarrollo de la apicultura desde hace siglos.

Rector de la Iglesia de El Salvador

Y en la cuarta división, en campo de gules (rojo), escudo de oro con las cinco llagas. Como Rector de la Real Iglesia del Santísimo Cristo El Salvador, pertenece a su cofradía y éste es su escudo en referencia al ejercicio de las llagas -los clavos en la cruz y la lanza en el costado- que se reza en la novena de su fiesta, el 9 de noviembre.

Devoto de la Virgen

Al centro, posee una estrella blanca. La estrella de ocho puntas simboliza a la Virgen María, Estrella de la nueva evangelización, Madre de la Iglesia. La Virgen María está presente en la vida de cada cristiano. Mons. Arturo se ha hecho devoto de María con las advocaciones que ha encontrado en el recorrido de su vida: con la advocación de la Inmaculada en el Seminario de Moncada, la Presentación de la Virgen en el Templo, en el Colegio de Santo Tomás, la de la Virgen de Gracia en Castielfabib, la de la Virgen de la Paz en Villar del Arzobispo y la de la Virgen de los Dolores Gloriosos en Turís.

El cayado para el Buen Pastor que quiere amar y servir

Va acolado, una cruz griega color oro con un travesaño. El obispo se santifica pastoreando con este cayado del Buen Pastor, que, además de ser su tarea, es su propia cruz, donde da la vida por las ovejas. En su ministerio el Obispo ha de “amar y servir” cuidando de sus sacerdotes y de toda la Iglesia diocesana, por la que Cristo ha dado la vida.

El escudo está timbrado por el capelo, un sombrero de ala ancha de color sinople (verde), del que caen 12 borlas (6 por lado o banda) en orden 1, 2 y 3.

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