Arzobispo de Valencia: “En estos tiempos cada vocación sacerdotal es un pequeño milagro”
La archidiócesis de Valencia celebrará este domingo, 3 de marzo, el Día del Seminario, un día para rezar especialmente por los seminaristas que en Valencia se preparan para ser sacerdotes, con oraciones, misas y colectas en las parroquias, bajo el lema “Padre, envíanos pastores”. Tradicionalmente, esta jornada tiene lugar en torno al 19 de marzo, pero en el caso de Valencia se adelanta la fecha para no coincidir con las fiestas de Fallas.
Precisamente, el arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent, dedica su carta de esta semana al Día del Seminario y en ella agradece el testimonio y generosidad de estos jóvenes porque “en estos tiempos cada vocación sacerdotal es un pequeño milagro”.
Este día, “ha de ser una ocasión para que nos unamos todos en oración pidiendo al Padre que nos envíe pastores según su corazón: que sepan mirar con amor a esta humanidad a menudo tan desorientada; que no reaccionen con palabras de juicio y de condena, sino con compasión y misericordia; que enseñen con delicadeza y con respeto animando y exhortando a vivir según el Evangelio”, añade el Arzobispo que invita también a colaborar en las necesidades del seminario para «ofrecer una buena formación a los jóvenes que actualmente se están preparando para el sacerdocio”.
Actualmente, en los seminarios mayores 50 jóvenes se están preparando para el sacerdocio y a ellos hay que añadir los 12 que están siguiendo un camino de discernimiento vocacional en el seminario menor de Xàtiva, bien residiendo allí en la comunidad formativa o como seminaristas en familia.
Según indica Fernando Ramón, rector del Seminario Mayor La Inmaculada en Moncada, el día del Seminario “tiene como objetivo animar a la comunidad cristiana a rezar por las vocaciones, con la confianza puesta en Dios, como dice el lema de este año: “Padre, enviamos pastores”. También animamos a la colaboración económica a través de las colectas, para que ninguna vocación se pierda por falta de recursos”, añade.
Por su parte, el rector del Seminario Menor de Xàtiva, Pablo Soriano, afirma que “el Seminario Menor es una casa de formación a todos los niveles, a nivel humano, a nivel espiritual y a nivel institucional, donde acompañamos a los jóvenes, a los niños, y adolescentes que están planteándose su vocación al sacerdocio y este día rezamos por todos ellos y por las vocaciones”.
TESTIMONIOS DE SEMINARISTAS
Entre los testimonios de los seminaristas mayores, figura el de Borja Gómez, que afirma que “la vida del Seminario es una relación constante con todas las dimensiones que tiene el Seminario, tanto comunitaria, como espiritual, como formativa”. “Ciertamente hay algunos momentos más difíciles, pero es bueno pasarlos ahora porque es lo que te ayuda a fundamentar tu vocación al sacerdocio.
Su vocación empezó desde muy pequeño, cuando comenzó a participar en la convivencia de monaguillos que proponía el Seminario Menor. “Y vi cómo el Señor me iba llamando para el sacerdocio. Estoy muy contento, es una experiencia tremenda y un regalo del Señor”.
Igualmente, Miguel Buigues asegura que el seminario “es un lugar precioso para crecer en la fe, para ser mejores cristianos y para acercarnos más a este Dios de Jesucristo que no deja de sorprendernos”.
Este joven estudió la carrera de Derecho, tenía novia y muchos amigos, pero “me di cuenta que teniendo todo aquello, no acababa de ser feliz, no acababa de estar lleno. Lo hablé con el director espiritual, los formadores del seminario y aquí estamos, en este proceso de discernimiento viendo qué quiere el Señor de nosotros”.
Por su parte, Carlos Hernández entró en la Universidad para cursar una carrera pero conforme avanzaba “más crecía en mí la duda”. “Decidí entrar en el Seminario, sabiendo que a lo mejor no era esta mi vocación, pero el mejor modo de saberlo era entrando y viendo si esto era lo mío”, asegura.
Ahora, “aunque llevo poco tiempo, me siento muy a gusto, con mucha ilusión, porque quizá lo que más me cautiva de esta vida es lo que significa el sacerdote, alguien que siendo externamente débil y pobre, interiormente se identifica con Cristo”.
Igualmente, Leandro Zamora, que vivió también la fe desde pequeño en su familia, afirma que ha conocido muy buenos sacerdotes “que han sido ejemplos para mi”. Y ante la “gran pregunta que tiene todo adolescente, a mí lo que verdaderamente me movía era ser feliz”. En la fe y en la vida comunitaria con amigos de la parroquia y amigos del barrio, pude encontrarme con el Señor y me regaló la vocación”. Igualmente, del Seminario destaca “el acompañamiento que nos ofrece, el no caminar sólo ante la inseguridad que es esta vida”, expresa.