En Tavernes Blanques, junto con la ermita pertenecen a la Archicofradía de la Virgen
TEXTO: BELÉN NAVA
Lo que hoy parece un apacible jardín con plantas, árboles y bancos donde reposar, antaño fue cementerio de ajusticiados. Situado junto al barranco del Carraixet, en el término de Tavernes Blanques, este emplazamiento se convirtió en el lugar donde encontraban eterno descanso los cuerpos ajusticiados de malhechores, marginados o disidentes.
Frente a este lugar se hizo construir una ermita, bajo la advocación de la Virgen de los Desamparados. Levantada en 1447, acogía dos cementerios: el de personas desamparadas e inocentes, que fallecían en las calles y en centros asistenciales sin familia, y el de los ajusticiados, que procedían de Valencia ciudad donde, en la plaza del Mercado Central, tenían lugar públicamente los ahorcamientos.
Apenas el alcaide de las cárceles avisaba al Clavario de algún ajusticiamiento, la Cofradía ya no le abandonaba hasta que el fallo era ejecutado. El día de San Matías, fiesta del primer hospital de locos y dementes, fundado por Fray Gilabert Jofre, los huesos eran recogidos por la ‘Cofradía de Santa María de los Santos Inocentes y Mártires’. Una vez practicada la autopsia se enterraban en el cementerio de los “desamparados” en el Carraixet. Los cadáveres eran enterrados en una fosa común, y después celebraban sufragios en la capilla.
SEPULTURA A LOS AJUSTICIADOS, DESDE EL SIGLO XV
Según recogen las crónicas de la época, en el año 1414, por real privilegio de don Fernando de Antequera, se aprobaron las ‘Constituciones’ de la Cofradía, que ostentó el nombre de “Real Cofradía de Nostra Sancta María dels Ignoscens”. Entre sus fines figuraba amparar, proteger y servir a los enfermos acogidos, proveer todo lo relacionado con el culto a la Patrona, así como atender las exequias de los enfermos fallecidos y proceder a otras obras de caridad, especialmente la asistencia a los condenados a muerte, dando finalmente cristiana sepultura a los cadáveres de los ajusticiados.
Más tarde, por sendos privilegios otorgados en 1441 y 1444 por la Reina Doña María, se dispuso que la Cofradía diera sepultura a los cadáveres de los que fortuitamente fallecieran en la ciudad y alrededores, así como de los náufragos que el mar arrojase a las playas.
La exposición de ajusticiados cesó en 1790, pero la pena capital siguió hasta principios del siglos XIX y se continuó enterrando a los condenados en este cementerio que pasó a ser conocido por el de “los ajusticiados”.
LUGAR DE CULTO Y DEVOCIÓN A LA MARE DE DÉU
De esta manera, el conocido como ‘Lloc del Carraixet’, con su ermita y cementerio, es uno de los primeros lugares donde se dio culto a la Virgen de los Desamparados y uno de los más antiguos donde se inició la devoción a la Mare de Déu, siendo así una construcción incluso anterior a la propia Basílica de la Virgen en Valencia.
La actual ermita data de 1936, porque fue de nuevo construida y levantada sobre la primitiva edificación y el antiguo cementerio, pasando todos los restos al cementerio de los ajusticiados, que puede verse actualmente.
En la actualidad, el conjunto de ermita y cementerio pertenecen a la Archicofradía de la Virgen de los Desamparados de Valencia y, a nivel parroquial, depende de la Santísima Trinidad de Tavernes Blanques. Todos los domingos a lo largo del año acoge la celebración de misa a las 9:30 horas