La comunidad parroquial, autoridades municipales, entidades culturales y vecinos de otras localidades cercanas participan en el acto de bienvenida
Bocairent brindó este jueves una acogida “multitudinaria y muy emotiva” a las nueve religiosas de la comunidad de Carmelitas Descalzas que desde ayer habita y rige el monasterio de la localidad valenciana que con ellas vuelve a estar activo dos décadas después de la disolución de la última comunidad de las Agustinas.
La inauguración oficial de la nueva comunidad, y de la clausura, tendrá lugar durante la celebración de una misa solemne que presidirá el arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent, el domingo 22 de octubre a las 19 horas, en la iglesia del monasterio.
Con motivo de la llegada de la comunidad, la parroquia de la Asunción de Nuestra Señora Bocairent organizó ayer un acto de bienvenida “multitudinario y muy emotivo ya que, además de nuestra comunidad parroquial se sumaron entidades del ámbito festero de Bocairent (fiestas de Moros i Cristianos a San Blas y las de San Agustin), autoridades municipales y de otras poblaciones cercanas y numerosos vecinos”, indican desde la parroquia.
El acto de recepción comenzó en el Pont de Sant Blai, donde se congregaron numerosos vecinos para dar la bienvenida a las religiosas que fueron recibidas por el párroco de la Asunción de Bocairent, Vicent Femenia, que les dió a besar el Lignum Crucis.
Después de saludar al Consejo Parroquial y a las autoridades, de Bocairent y de otros pueblos, y al clero y vecinos presentes, la comitiva fue en procesión, acompañando a la comunidad religiosa, hasta el templo parroquial, donde se celebró el Te Deum. Una vez finalizó, los asistentes y entidades acompañaron a las religiosas hasta el monasterio donde para finalizar el acto, se cantaron los “Goigs a Sant Agustí” en la iglesia.
“EL CORAZÓN ESPIRITUAL DE BOCAIRENT”
La llegada de la comunidad al monasterio de Bocairent es “un acontecimiento histórico”, según el párroco Vicent Femenia, que añade que el monasterio “es el corazón espiritual de Bocairent y también el lugar donde se celebran muchos acontecimientos importantes para la vida del pueblo, como las fiestas de Moros y Cristianos o las de verano dedicadas a San Agustín”.
Ahora, el monasterio de Bocairent vuelve a acoger una comunidad religiosa, dos décadas después de la última ocasión, y 16 años después de la adquisición del convento por parte de la parroquia.
NUEVE JÓVENES RELIGIOSAS
La comunidad de Carmelitas Descalzas, procedente de Ávila, aprobó el traslado por unanimidad el pasado mes de marzo y, con todos los permisos pertinentes, la Santa Sede dio el visto bueno en mayo. Ahora la parroquia de Bocairent cede el uso del monasterio y la comunidad religiosa se ocupará del mantenimiento del mismo. Además, se respeta el uso turístico del ‘Monestir Rupestre’ -Bien de Relevancia Local- y las celebraciones litúrgicas y fiestas propias que allí se celebran.
Se trata de una comunidad formada por nueve religiosas, todas ellas jóvenes, nueve españolas y una canadiense. Algunas son de localidades cercanas, como Banyeres de Mariola, Villena, Aspe, Yecla y Elche. Es una comunidad que observa una clausura muy estricta, la llamada clausura papal, y que se dedica a la oración y al trabajo manual, especialmente al bordado, confección de recuerdos de Primera Comunión y Bautismo, y otras manualidades, con lo que consiguen ser autosuficientes económicamente. También se dedican a la atención personal y espiritual de las personas que lo deseen a través del locutorio.
UN MONASTERIO RUPESTRE SUBTERRÁNEO
El monasterio de Nuestra Señora de los Dolores y Santos Reyes de Bocairent esconde un gran tesoro bajo sus cimientos: un monasterio rupestre subterráneo excavado en la roca.
Su historia se remonta a 1556, cuando Mossen Melchor Ferre decidió construir un emplazamiento excavado en la roca para dar cobijo a seis monjas procedentes de Valencia, del desaparecido Convento de la Esperanza. Tras su construcción, las religiosas entraron al monasterio bajo la advocación de la “Sacratísima Virgen María de los Dolores y de los Bienaventurados Reyes Magos”.
Por su constitución, el lugar era ejemplo de sencillez, humildad y penitencia. Vivían en un recinto de unos 48 metros cuadrados tallado en la roca, unas dependencias a las que llegaba poca luz solar y que, como es lógico, tenía mucha humedad. En el 1700 fue sellada la cámara rupestre, ya que se construyó un segundo convento. En 1902, se creó la edificación actual.