Ciudad del Vaticano
Después del rechazo, en 2018, de cuatro proyectos de ley para despenalizar la eutanasia en Portugal, la Iglesia portuguesa anuncia una nueva movilización contra la legalización de todas las prácticas de eutanasia. De hecho, el proximo 20 de febrero, el Parlamento de Lisboa tendrá que examinar cuatro nuevos proyectos en este sentido presentados por el «Bloque de Isquerda», el Partido Socialista y el Partido Pueblo, Animales y Naturaleza (Pan) y el Partido Ecologista Verde (Pev). En la nueva legislatura, los diputados de estos partidos son mayoritarios, mientras que los conservadores, que hace dos años lograron detener la despenalización, ahora son minoría.
Obispos lanzan campaña de sensibilización
En vistas del debate parlamentario, el Presidente de la Conferencia Episcopal Portuguesa, el Cardenal Manuel Clemente, aseguró que los obispos lanzarán una nueva campaña de sensibilización también fuera de la Iglesia, porque «es un problema humanitario y la humanidad concierne a todos».
El Patriarca de Lisboa subraya que la cuestión de la legalización de la eutanasia no puede tratarse superficialmente: «La correcta línea de acción que debemos emprender es permanecer junto a los que sufren, de modo que, gracias al uso generalizado de los cuidados paliativos, la fase final de la vida de estas personas puede ser positiva». Por lo tanto, la prioridad hoy es que la sociedad sea una sociedad «totalmente paliativa» que «protege, acoge e involucra». Esto, señala el cardenal Clemente, en todas las fases de la vida de las personas, desde la concepción hasta la fase final.
Un homicidio no deja de ser un homicidio con el consentimiento de la víctima
Cuando comenzó el debate sobre la eutanasia en el país, Los obispos portugueses recordaron en un documento publicado por el Consejo Permanente del CEP en 2016 la necesidad de promover y hacer que los cuidados paliativos sean accesibles para todos los pacientes graves y con enfermedades terminales. En él, también reafirmaron que el valor intrínseco de la vida humana «en todas sus fases y en cada situación» está profundamente arraigado no solo en la cultura cristiana, «sino también en la razón universal», tanto que la Constitución portuguesa declara categóricamente que está «es inviolable». Por lo tanto, según el texto resaltado, la inviolabilidad de la vida «no cesa con el consentimiento de su propietario» y «un homicidio no deja de ser un homicidio con el consentimiento de la víctima».