La Fundación Ad Gentes del Arzobispado le ayuda también en un local parroquial para jóvenes

VALENCIA, 9 FEB. (AVAN).- La parroquia Inmaculado Corazón de María, que rige en la diócesis chilena de Copiapó el misionero valenciano Miguel Hernández Rueda, natural de Utiel, promueve en la actualidad la formación de un grupo de voluntarios para acoger y acompañar a personas con principio de Alzhéimer.

Asimismo, de la misma parroquia depende el centro “Mi pequeño Hermano”, que acoge en la ciudad de Vallenar a personas en situación de discapacidad o en riesgo de exclusión social.  El Centro fue conocido el pasado verano por el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, en su viaje a Chile, Perú y Ecuador, “en una visita muy entrañable para todos”, ha explicado el misionero.

Este centro “fue impulsado por el misionero valenciano Juan Sanchis”, ya jubilado y que reside actualmente en la localidad valenciana de Bellreguard, “cuya persona está muy viva en el recuerdo y cariño de todos”, según Hernández.

Ad Gentes colabora en la reforma de un local para jóvenes

En la diócesis chilena, Hernández también se encarga de la parroquia San José Obrero, con la que colabora la Fundación Ad Gentes del Arzobispado de Valencia en un proyecto de rehabilitación de la casa pastoral, “un espacio que quedó destruido tras un incendio, hace diez años, y que se ha convertido en un lugar peligroso para los vecinos y para la comunidad parroquial”, ha señalado.

De la casa original “se conservan en buen estado algunos muros perimetrales pero el tejado ya no existe, es necesario enlucir los muros y reponer tanto las baldosas del suelo como la cocina y los servicios” para que, de esta manera, pueda ser usado “como espacio para la juventud y otras comunidades, y también como sala para velatorio, ya que no existe en la parroquia”, ha añadido.

La parroquia San José Obrero, situada también en la ciudad de Vallenar, en la región de Atacama, atiende a unos 10.000 habitantes, mayoritariamente de escasos recursos y temporeros en empresas mineras, y cuenta con la sede parroquial y cinco capillas.

Copiapó, una “diócesis hermana de Valencia”

Copiapó “se podría decir que es una diócesis hermana ya que por ella ha pasado un número considerable de sacerdotes y religiosas procedentes de Valencia y también allí están presentes las Hermanitas de los Ancianos Desamparados”, cuya casa general está en la capital del Turia, ha apuntado Hernández, quien regresó a Chile en 2017 después de 22 años.

En la actualidad, junto a Hernández realizan su labor misionera en Chile otros dos misioneros valencianos: Enrique Sarneguet, que se ocupa de la parroquia San Pedro Apóstol, en de Puerto Huasco, y Juan Pedro Cegarra, sacerdote diocesano de Valencia, natural de Cartagena, que atiende la parroquia de la Santísima Trinidad en Copiapó.

Con los tres mantuvo un encuentro el cardenal Antonio Cañizares en su visita a Chile, en julio de 2019, y con ellos concelebró una misa en el monasterio Inmaculada de Atacama, regido por religiosas de la orden de las Dominicas.

Por último, Miguel Hernández, que se trasladó hace un año a la ciudad de  Vallenar “donde permanecí seis años la primera vez que vine a la misión en Chile”, ha destacado la necesidad de “más sacerdotes y voluntarios para seguir apoyando a esta Iglesia de Copiapó” y ha enviado un mensaje “ánimo a los que  lo hayan pensado para dar el paso sin miedos porque uno queda enriquecido”.

Fotografías: Arriba, el cardenal Cañizares, en su visita a Chile en julio de 2019. De izquierda a derecha: Juan Pedro Cegarra; el cardenal Cañizares; Miguel Hernández; Jaime Pizarro, administrador diocesano de Copiapó; y Arturo Javier García, delegado de Misiones del Arzobispado de Valencia. Abajo, el misionero Miguel Hernández en Chile.

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